Los niños se alimentan más sano

El Comercio /

Entre cinco y ocho minutos le toma a Valentina Rojas, de 7 años, elaborar unas tortillitas de plátano verde.  Le encanta cumplir con esa tarea porque el procedimiento es rápido y sencillo, y son «deliciosas y saludables». Requiere de tan solo una pizca de sal marina, plátano crudo rallado y un huevo.

Se las come en el desayuno, en reemplazo del pan, uno de los carbohidratos preferidos por la mayoría de ecuatorianos y por el que productos como el verde, yuca, zanahoria blanca, han sido relegados y hasta olvidados. Estefanía Lara, de 24 años, por ejemplo, nunca ha probado oca. Tampoco reconoce el sabor del camote.

De acuerdo con el nutricionista y chef Rubén Mosquera esos alimentos aportan al organismo altas dosis de energía y nutrientes que escasean en el arroz, pan o azúcar refinada. Este último ocupa el segundo casillero en la lista de carbohidratos más consumidos por los ecuatorianos con el 8%.

El plátano verde, la quinua, el camote son carbohidratos complejos, es decir que se absorben gradualmente en el organismo, evitando la ingesta desmedida de alimentos durante el día y por lo tanto, enfermedades no transmisibles como la obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión.

El pan, fideo, azúcar refinada, entre otros, son carbohidratos simples: se absorben rápido y aportan únicamente calorías vacías al organismo, es decir que llenan pero no nutren.

Alejandro Montalvo, de 10 años, está al tanto de esos detalles y por esa razón eliminó el azúcar de su dieta y de la de su familia. Él es el chef de la casa y ahora prepara todos sus postres y jugos con un mínimo de stevia, edulcorante natural.

El pan y el arroz fueron sustituidos por el plátano verde, quinua y amaranto, tras conocer sus beneficios y después de asistir a talleres de cocina.

Carmen Bastidas, su madre, contó que Alejandro modificó la dieta de la familia después de que una especialista le detectara sobrepeso. Ahora es un niño saludable.

Se olvidó de las papas fritas y ahora las prefiere cocinadas y con cáscara, pues allí es donde se concentran los nutrientes y fibra, una sustancia necesaria para el correcto funcionamiento del sistema digestivo.

El sobrepeso y la obesidad, precisamente, son dos enfermedades que aquejan a los niños y adultos ecuatorianos: en 26 años -desde 1986 al 2012- el porcentaje se duplicó en niños menores de cinco años, pasó del 4,2 al 8.6%, según cifras publicadas en el Tomo I de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2012).