Una actitud positiva puede ser benéfica para la salud

El Observador / Por Jane E. Brody, New York Times News Service

Mira hacia el sol, y las sombras quedarán detrás de ti». «Quizá no sean buenos todos los días, pero siempre hay algo bueno en todos los días». «Ve el vaso semilleno, no semivacío.»

Los investigadores están descubriendo que este tipo de pensamientos, característicos de personas llamadas «optimistas a ciegas», además de levantar el ánimo pueden mejorar la salud y prolongar la vida. Frente a una crisis de salud, cultivar emociones positivas puede reforzar el sistema inmunitario y contrarrestar la depresión. Varios estudios han mostrado el vínculo entre tener una actitud positiva y beneficios de salud, como bajar la presión arterial y reducir las enfermedades cardíacas.

Aun al enfrentarse a una enfermedad incurable, los sentimientos y pensamientos positivos pueden mejorar la calidad de vida. La doctora Wendy Schlessel Harpham, autora de varios libros para quienes se enfrentan al cáncer, se enteró de que tenía cáncer del sistema linfático hace 27 años. Durante los siguientes 15 años de tratamiento estableció un ambiente de felicidad y esperanza, rodeándose de gente que le levantaba el ánimo, llevando un diario de gratitud, haciendo el bien para los demás y viendo películas divertidas e inspiradoras. Su cáncer ha estado en remisión desde hace 12 años.

«Fomentar las emociones positivas me ayudó a que la vida fuera lo mejor que podía ser», afirma Harpham. «Fue un alivio en los momentos difíciles, aunque eso no tuviera efecto en mis células cancerosas».

Ocho conductas positivas

Las investigaciones recientes demuestran que es posible adquirir la habilidad para experimentar emociones positivas al enfrentarse al estrés de una enfermedad mortal.

Judith T. Moskowitz, profesora de ciencias sociales médicas en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago, estableció una serie de ocho conductas que ayudan a promover las emociones positivas (ver recuadro). En sus primeras investigaciones, ella y sus colegas encontraron que la gente VIH positiva que las practicaba tenía una carga más baja del virus, tomaba sus medicamentos correctamente y necesitaba menos antidepresivos.

Los investigadores estudiaron a 159 personas que se habían enterado recientemente de que tenían VIH y las asignaron al azar a un curso de cinco sesiones de capacitación de emociones positivas o a cinco sesiones de apoyo general. Quince meses después del diagnóstico, los que se capacitaron en las ocho conductas mantenían niveles más altos de sentimientos positivos y menos pensamientos negativos respecto de su infección.

Una meta importante de la capacitación es que la gente se sienta feliz, calmada y satisfecha en medio de una crisis de salud. Las mejoras en su salud y su longevidad son puntos extras. A los participantes se los exhorta a adquirir por lo menos tres de las ocho conductas y a practicar una o más cada día.

Moskovitz explicó que se inspiró en la observación de que la gente con enfermedades crónicas vive más tiempo si demuestra emociones positivas. «El siguiente paso era ver si enseñar las conductas que fomentan las emociones positivas a la larga puede afectar en la forma en que la gente lidia con el estrés y en su salud».

Precisó que las metas son elevar la calidad de vida, reforzar el cumplimiento con los medicamentos, fomentar conductas saludables y construir recursos personales que signifiquen mayor atención a las cosas buenas de la vida.

Más pruebas En otro estudio con 49 pacientes de diabetes tipo 2, la versión en línea del curso de capacitación de conductas emocionales positivas fue eficaz para reforzar el optimismo y reducir las emociones negativas y los sentimientos de estrés.

En un estudio de prueba con 39 mujeres con cáncer de pecho en estado avanzado, Moskovitz aseguró que la capacitación redujo la depresión entre ellas. Lo mismo sucedió con personas que atienden a pacientes con demencia.

«Nada de esto es ciencia avanzada», afirmó Moskovitz. «Yo solo reuní esas conductas y las puse a prueba de una manera científica».

En un estudio realizado con más de 4.000 personas de más de 50 años de edad, publicado el año pasado, Becca Levy y Avni Bavishi, de la Escuela de Salud Pública de Yale, demostraron que tener una opinión positiva sobre el envejecimiento puede tener buenos resultados en la salud y la longevidad.

Levy precisó que hay dos mecanismos que podrían explicar los resultados. Psicológicamente, una opinión positiva puede reforzar la confianza en la capacidad propia, reducir la percepción de estrés y fomentar conductas saludables. Fisiológicamente, quienes tienen una actitud positiva hacia el envejecimiento tienen niveles más bajos de proteína reactiva C, indicador de la inflamación relacionado con el estrés que está asociado con enfermedades cardíacas y otros padecimientos, incluso después de tomar en cuenta otros factores que podrían influir, como edad, estado de salud, sexo y raza. Y también viven significativamente más tiempo.

Las claves

Atención. Reconocer un evento positivo cada día.

Compartir

Saborear ese evento y consignarlo en un diario o hablar con alguien al respecto.

Registrar

Llevar un diario de gratitud.

Reconocer

Señalar una fortaleza personal y cómo la utiliza.

Plantear

Fijar una meta alcanzable y anotar los avances.

Balancear

Reportar un motivo de tensión de relativamente poca importancia y señalar la forma de reevaluarlo de manera positiva.

Ayudar

Reconocer y practicar pequeños actos de amabilidad todos los días.

Presente

Practicar la atención consciente, enfocándose en el aquí y ahora, más que en el pasado o el futuro.