Cómo AMAR el ejercicio en 5 sencillos pasos

Todos tenemos amigos que, a pesar de los sus agendas complicadas, nunca se pierden un día en el gimnasio, no pueden dejar de hablar de la próxima 10k, o no pueden evitar sonreír cuando hablan de sus clases de yoga. Y aunque pueden parecernos un poco obsesivos, ¡en el fondo los envidiamos! La buena noticia es que todos tenemos el potencial de amar el ejercicio si seguimos estos sencillos pasos.

#1 Levántate más temprano Deja de leer esto inmediatamente y ve a poner la alarma y disponer todo lo que necesitas para hacer ejercicio a primera hora en la mañana. Porque hacer ejercicio a la misma hora todos los días puede ayudarte a fijar el hábito. Además, está probado que las personas que hacen ejercicio en la mañana son más proclives a continuar con su entrenamiento que quienes lo hacen más tarde en el día.

#2 Comprométete a hacerlo por seis semanas Hay una leyenda urbana que dice que nos toma 21 días que algo se convierta en un hábito, pero hay poca evidencia para respaldar esta afirmación. Así que para el ejercicio comprométete a hacerlo por seis semanas, que es cuando empezarás a ver cambios estéticos en tu cuerpo. ¡Y una vez que veas los cambios, no querrás dejar de hacerlo!

#3 Encuentra algo que te guste Quizás fuiste a una clase de pilates y te aburriste, o te hiciste daño en tu primer día de CrossFit. Pero eso no quiere decir que todas las formas de ejercicio no son para ti, así que vuelve al gimnasio y prueba cosas diferente hasta que encuentres algo que te guste.

#4 Únete a un club Hacer ejercicio es más divertido con amigos, y es mucho más difícil faltar a clases cuando tienes otras personas que dependen de ti. Tu club de ejercicio podría ser todo un gimnasio lleno de gente, una clase regular de ejercicios donde todo el mundo sabe tu nombre, o solo un compañero de ejercicio que sabes te estará esperando para caminar por la mañana.

#5 Paga por ello Si inviertes dinero para hacer ejercicio es más probable que te esfuerces más para obtener un resultado a cambio de tu dinero. Si te lo puedes permitir, únete a un gimnasio o derrocha en clases de gimnasia con un entrenador personal. O sobórnate con un costoso par de zapatillas deportivas, por ejemplo.

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