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«¿Te las corto?» debe ser una de las preguntas más frecuentes que hacen las manicuras. Es que cortar las cutículas mejora el aspecto de la uña antes de poner el esmalte, le dan forma y la hacen ver más prolija. Sin embargo, es uno de los don’ts de los especialistas en lo que refiere al cuidado de las uñas.
Es que la salud de las cutículas tiene total relación con la calidad de las uñas. Los impactos que puedan sufrir como los cortes o mordeduras pueden afectar la pigmentación, la textura y la fuerza. La cutícula es como una barrera natural de la humedad y microorganismos que entran a la matriz, la única parte viva de la uña.
Según Jenny Wiles, entrenadora profesional de la marca de esmaltes Mavala, cuando se cortan, este sistema de defensa se debilita, no puede evitar el ingreso de bacterias y puede provocar inflamaciones dolorosas en el dedo. Es por eso que los días posteriores a la manicura las cutículas crecen más fuertes y desprolijas: como todo sistema de defensa, se fortalece con los impactos externos.
Cómo cuidar las cutículas
Para evitar los daños pero igual lograr una manicura prolija, Wiles recomienda:
Empujar las cutículas suavemente con un palo de naranjo hasta que queden con la forma deseada.
Es muy importante mantenerlas hidratadas para que estén suaves. Para eso, se recomienda poner un punto de crema o aceite sobre cada cutícula, incluso las de los pies, y masajearlas hasta que penetren. Hacer esto dos veces por semana para mantenerlas.
Además, el uso de quitaesmaltes con acetona afecta a las cutículas por lo que res mejor usar removedores que no tengan este químico.
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