El Observador /
Para evitar el aburrimiento, lo que se debe recordar es que una ensalada es como un lienzo en blanco para combinar ingredientes y sabores. Si se toman en cuenta ciertos detalles, la ensalada se vuelve un plato interesante otra vez.
1. Tostar los frutos secos: un puñado de cualquier fruto seco, ya sea nueces, almendras, pistachos o piñones, agrega un elemento crujiente a cualquier ensalada. Pero el simple hecho de tostarlos previamente hace que sus sabores se intensifiquen, volviéndolos más interesantes al paladar.
2. Probar aderezos tibios: no existe ninguna regla que diga que los aderezos siempre deben ser fríos. Algunos pueden entibiarse antes de agregarse a la ensalada, con lo cual apenas se enternecerán las hojas verdes y el sabor se incrementará notoriamente.
3. Agregar algo dulce: las mejores ensaladas siempre tienen un justo balance entre dulce y salado, entre tierno y crujiente. Por eso se les suele agregar alguna fruta. Ya sea frutas desecadas como pasas de uva o frutas frescas como finas rodajas de manzana, el dulzor de las mismas ayuda a compensar el sabor de cualquier ensalada.
4. Agregar un ingrediente ahumado: un poco de sabor ahumado en la ensalada agrega mucho sabor y la enriquece. Se puede optar por almendras ahumadas o algún tipo de queso ahumado desmenuzado. Otra opción es agregar una pizca de paprika ahumada en el aderezo de la ensalada para conseguir este fantástico sabor.
5. No siempre debe tener hojas: de vez en cuando uno puede aburrirse de masticar lechuga u otras hojas verdes a diario. En este caso, se pueden dejar de lado. Nadie dijo que las ensaladas necesariamente deben ser verdes. Se puede probar, por ejemplo, trozos de tomate con zanahoria rallada como base de la ensalada para luego agregar los ingredientes que el paladar pida.
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