El Observador / Pedir ayuda profesional, quizás sea el primer consejo a tener en cuenta, pero mientras se busca el momento personal para hacerlo (sin demorar mucho) aplicar algunos de estos consejos puede funcionar.
Si su hijo manifiesta preocupación por su peso, y realmente se encuentra excedido, es bueno hablar sinceramente, con amor y ayudarlo a cambiar los hábitos. El trabajo en equipo puede ayudar, si la familia se apoya es mucho más fácil , incluso hacer el esfuerzo en conjunto con él o ella. Enseñarle a cocinar rico y sano es un camino, y si no tiene idea, buscar un curso que pueda motivarlo, Petit Gourmet de Diego Ruete es una excelente opción.
Dar el ejemplo en casa y fuera de casa, ayuda siempre. Si hay hábitos por cambiar, como adulto, hacer el esfuerzo es excelente idea para demostrarle que, aunque cueste, se puede. ener frutas ricas disponibles. Buscar la forma de que se vean tentadoras, ofrecerlas con gusto y no como castigo. Una buena idea son los pinchos de frutas por ejemplo.
¡Les gustan mucho! No criticarlo/a. Hay mucha oferta y comer es un placer. Mucho menos delante de otro amigo o del hermano que tiene calorías libres. Restringir con criterio, permitiendo que el niño disfrute de los alimentos menos adecuados en cantidades cuidadas y tratar de evitar que repita. Explicarle por qué, sin reprocharle.
No ser explícito con las porciones o selección de los alimentos, Ejemplo: «Tú puré de papas no. Solo tomates». ¡No! Mejor así: «Mamá, quiero más puré». «Ok, y un poco de tomate también ¿sí?» En la porción inicial se le sirve menos del total de lo que debería comer, así se deja margen para que pueda comer un poquito más. ¡Deporte disfrutado! Sí tienen que moverse, pero buscando la actividad que más les guste o favorezca, en los horarios que más les convenga. Si damos el ejemplo mejor. Y si vamos con ellos a hacer actividad física aún más. Asegurar un descanso suficiente: los chicos tienen muchas actividades, muchas veces se estresan ante la demanda de actividades extra escolares esto y puede alterar el sueño. Sabemos que si los chicos no duermen lo suficiente (al igual que sucede con los adultos) eso repercute en el peso. Evaluar en qué situaciones el niño come de más. Tal vez esté manifestando ansiedad o depresión. Demostrarle amor incondicional más allá de sus elecciones al comer y la conducta alimentaria: ¨Estoy siempre orgullosa de vos¨.
Para leer más sobre nutrición y vida saludable, ir a comermejor.com.uy