Dormir mal o poco incrementaría riesgo de Alzheimer

Un nuevo estudio sugiere que dormir mal o poco puede incrementar el riesgo de desarrollar Alzheimer, al estimular la formación de una sustancia viscosa que atrofia el cerebro y que a su vez interrumpe más el sueño.

El sueño alterado puede ser una de las piezas faltantes para explicar cómo una característica del mal de Alzheimer, una proteína pegajosa llamada beta-amiloide, comienza a generar su daño mucho antes de que la persona presente problemas de memoria, reportaron investigadores en la Conferencia Internacional de la Asociación del Mal de Alzheimer.

«Está bastante claro que la interrupción del sueño es un factor subestimado», dijo el doctor Matthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley, quien presentó información que vincula niveles de amiloide con el sueño de las personas y el desempeño de su memoria. «Es un nuevo actor en la escena que incrementa el riesgo de padecer el mal de Alzheimer».

Lo problemas de sueño son tratables, y una pregunta crucial siguiente es si al mejorarlo se puede lograr una diferencia en la protección del cerebro de los adultos mayores.

«El dormir es un factor modificable. Es el objetivo de un nuevo tratamiento», dijo Walker.

En general, dormir bien es importante para una buena salud: se recomiendan de siete a ocho horas por noche para adultos. En lo que respecta al cerebro, los científicos han sabido desde hace mucho tiempo que la gente que no duerme lo suficiente tiene problemas para aprender y concentrarse. Y cualquiera que haya cuidado a alguien con demencia sabe de la deambulación nocturna y otros problemas de sueño que los pacientes sufren con frecuencia, lo cual ha sido atribuido desde hace mucho tiempo a una consecuencia de la muerte de células cerebrales.

El nuevo estudio sugiere que los problemas de sueño ciertamente interactúan con algunos de los procesos de la enfermedad involucrados en el Alzheimer, y que esas proteínas tóxicas a su vez afectan el sueño profundo, el cual es muy importante para la formación de la memoria.

«Podría ser un círculo vicioso», dijo el doctor Miroslaw Mackiewicz, del Instituto Nacional del Envejecimiento, quien no participó en el nuevo trabajo.

El equipo del doctor Walker realizó tomografías de emisión de positrones a 26 voluntarios saludables de más de 70 años para medir la acumulación de esa proteína amiloide pegajosa. Se les proporcionaron palabras para memorizar y se les midieron sus ondas cerebrales mientras dormían por la noche.

Entre más sustancia amiloide tenía la persona en una región particular del cerebro, menos sueño profundo conseguía y más olvidaba durante la noche, indicó el doctor Walker. Sus recuerdos no eran transferidos adecuadamente del banco de memoria a corto plazo del cerebro al almacenamiento de largo plazo.

¿Cuál es el riesgo con el tiempo?

Dos estudios sobre el sueño que siguieron la pista durante cinco años a casi 6.000 personas encontraron que quienes tuvieron un sueño de mala calidad (dan vueltas en la cama y les cuesta trabajo quedarse dormidos) presentaron más probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo moderado y problemas tempranos de memoria, que en ocasiones conducen al mal de Alzheimer, explicó la doctora Kristine Yaffe, de la Universidad de California en San Francisco.

El síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño, una interrupción breve de la respiración que despierta constantemente a la persona sin que ésta se percate de ello, ocasiona que casi se duplique ese riesgo, señaló Yaffe. Ella recomendó que la gente con probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer sea revisada para diagnosticar desórdenes de sueño, en especial la apnea, para la cual existe tratamiento efectivo.

«Existe mucha evidencia de que necesitamos poner más atención» al sueño en adultos mayores, agregó la doctora Yaffe.