Dicen que la clase, como la seguridad e uno mismo, no se aprenden, sino que naces con ella. No obstante, existen varias características en un hombre que comunican seguridad y éxito en tu entorno.
Incidiendo en su control y desarrollo podremos subir muchos escalones en la percepción que los demás tienen de nosotros, ayudando a estar mejor considerados en el grupo y dar valor a nuestro poder de persuasión y convencimiento. Centra tus habilidades en estos campos y te convertirás en el hombre que toda mujer está deseando tener cerca.
- Un hombre seguro no busca la aceptación de otros hombres: La defensa de las propias opiniones y criterios independientemente de las del resto de hombre -o de lo que se espera de uno como tal- es una gran muestra de seguridad en sí mismo. Con esto no queremos decir que lo mejor sea cuestionar a todo el mundo, sino exponer tu parecer de manera firme y respetuosa.
- Un hombre seguro sabe que las experiencias tienen más valor que las cosas materiales: Las personas que tienen una alta inteligencia emocional dan más importancia a tener múltiples experiencias de la vida, como viajar, ir a un concierto o disfrutar de un fin de semana de esquí que las que tienden a realizarse a través de comprar ropa nueva, accesorios, automóviles o casas.
- Un hombre seguro es genuino con sigo mismo y su entorno: Cuando estás seguro de ti mismo, te muestras en el mundo exterior como eres en tu intimidad. Si necesitas llevar una máscara para relacionarte con tu entorno, no estás siendo verdaderamente auténtico, y la gente no te percibirá como tal.
- Un hombre seguro no teme mostrar su gratitud: Tenemos tantas cosas que se nos olvida frecuentemente agradecerlo. Y si encima son tan personales como un empleo, una casa, salud o amigos, es de vital importancia relativizar y mostrar el aprecio que les profesamos; pues como suelen decir, so se comprende el valor de las cosas hasta que se pierden.
- Un hombre seguro acepta responsabilidades: Quien se conoce bien y está en eje con sigo mismo saben que su vida está en sus propias manos. Por eso, cuando algo terrible sucede aceptan la responsabilidad de sus actos y no culpan al resto por sus errores y buscan excusas para desentenderse de sus consecuencias.