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Son recomendados para ayudar a perder peso, como endulzante para los diabéticos y hasta para mantener una buena salud bucal. Los edulcorantes son un aditivo usado en los alimentos, están elaborados de manera artificial y son un sustituto del azúcar.
«Su valor principal es que son bajos en calorías, pero aportan muchísimo más dulzor que el azúcar, de modo que con una cantidad menor se obtiene el mismo resultado, disminuyendo así la ingesta de calorías», señala el documento Perspectivas del azúcar de caña frente a la inclusión de edulcorantes artificiales 2017, elaborado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
Un gramo de azúcar refinada equivale a cuatro calorías, mientras que los sustitutos tienen cero calorías por gramo. Se ha demostrado que su ingesta en bajas dosis no genera ningún riesgo para la salud, lo que sí está demostrado es que causan adicción a seguir consumiendo azúcar e incluso pueden modificar patrones, como lo señala Julia Salinas, doctora especializada en salud clínica.
«Cuando un edulcorante se pone en la boca y las papilas gustativas lo identifican como azúcar, el cerebro entiende que comes azúcar y pide más, eso genera ansiedad y necesidad por el dulce, lo que desencadena una ingesta mayor de calorías; se antoja un pan, una galleta o un pastel», menciona.
«No sólo quieren más azúcar, sino que se acostumbran a consumir alimentos cada vez más dulces, en vez de usar un sobre, necesitan dos o tres».
El tema está íntimamente ligado al consumo responsable, porque si se hace de manera adecuada y se perciben esos focos de alerta no representa ningún problema. La especialista recomienda que se suplante por la planta de estevia, que finalmente cumple las mismas funciones y es de origen natural.
«Las hojas se pueden adquirir en el supermercado o puede comprar una planta para cuidarla en casa. Se ponen a secar las hojas y después se trituran y se usan como azúcar; también se puede hacer un té y se emplea como endulzante líquido «, añade la nutrióloga.