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Festejar la vida. Con este fin el médico colombiano Alfonso Becerra propuso que el primero de agosto de cada año se celebrará el Día Mundial de la Alegría. La idea se presentó durante el Primer Congreso Nacional de Gestión Cultural Chileno en 2010, con el fundamento de instaurar una fecha de «sentimiento» entre tantas otras históricas, religiosas, políticas, de profesión u oficio, comerciales, de fiestas populares y de calendario, que ya existen.
Pero ¿qué es la alegría?
Es una emoción, un sentimiento, que potencia al ser humano. Es un estado de ánimo, como un chispazo, algo así como un orgasmo emocional que le inyecta suficiente positivismo como para mover el mundo, si así fuera necesario.
Humberto Montes, máster coach y conferencista, asegura que la alegría es el resultado natural de sentir gratitud por lo que se tiene. «Es un estado determinado por la elección consciente de percibir las bendiciones que se tienen en la vida». Pueden contarse como «bendiciones» desde la familia, los amigos, el trabajo, el hogar, la salud, hasta el despertar de cada día, el alimento diario y la vida misma.
La alegría es un estímulo para vislumbrar un presente y un futuro. Es el sentimiento desde donde se puede actuar para poder lograr los objetivos. «Vivir 24 horas en alegría no es posible ni representa un buen apoyo para el bienestar emocional de las personas, porque eso es evasión de la realidad. Lo útil es tener estados de alegría y 24 horas de paz, que es una emoción beneficiosa en todos los contextos para la evolución del ser humano. La alegría nos carga y nos llena de energía, pero debe ser la paz la que determine la conducta del ser humano», explica Montes.
Para tener buenas dosis de alegría lo ideal es utilizar el amor como vehículo. «Mirar a los seres queridos a los ojos y desde el amor honrarlos y saber que todo los esfuerzos que realizamos están determinados por el amor. También es recomendable parase frente al espejo y mirarse a los ojos a sí mismo, honrarse y decirse ‘esto lo hago por ti, porque te lo merecer y eres un ser valioso'».
Solo sonríe
Estudios recientes en neurociencias y psicología clínica muestran que las emociones positivas, entre ellas la alegría, ejercen una influencia la biología, generan hormonas y neurolépticos que tienen relación con la felicidad y con la salud. Alegría proviene del latín Alicer o alecris que significa vivo y animado. Por tanto, la sensación de sentirse vivo es la que más se asemeja a la emoción de estar alegre, tal como lo manifiesta Irma Peña, psicóloga clínica.
«Cuando nos sentimos alegres el cuerpo reacciona fisiológicamente y el cerebro nos predispone a afrontar cualquier tarea, aumenta la energía disponible e inhibe los sentimientos negativos, proporciona reposo y bienestar. La expresión de la alegría es un catalizador que libera estrés y revitaliza y nos conduce al gozo de vivir. Imprescindible en estos tiempos. El sentido del humor, la capacidad de reírse incluso de sí mismo de forma respetuosa, es considerado por las ciencias de la salud como la más inteligente de las emociones. Además es la mejor vacuna para la tendencia al victimismo y a sufrir más de lo necesario», indica la experta.
Cuestión de actitud
Ruthmary Villasmil, abogada y consejera familiar, considera que la alegría es un sentimiento de placer, plenitud, que se manifiesta cuanto se toma la decisión de ser felices. La felicidad es una realización personal relacionada con las creencias, con el propósito y el sentido que se le da la vida.
«He descubierto que ser feliz, es vivir con pasión con verdadera entrega en lo que uno hace, con una voluntad inquebrantable de mostrarte tal y como eres, de aprender continuamente en cada episodio de la vida, sea este duro o fácil. Entenderlo nos transforma cada día. Es un proceso que no termina ni siquiera en la edad adulta, crecer y aprender nos mantiene vivos y felices, ya que nos sentimos productivos».