«Siempre había sido incapaz de salir a correr antes de ir al trabajo. Ahora me he convertido en un corredor de mañanas»
Vaya por delante que he sido un noctámbulo toda mi vida y que suelo dormir una media de seis horas (sí, ya sé que ocho son las recomendadas pero cada uno hace lo que puede). No tengo problemas de productividad por las mañanas pero siempre había sido incapaz de salir a correr antes de ir al trabajo o de ponerme manos a la obra en casa.
Me estaba preparando para un maratón con entrenamientos y carreras al mediodía pero unos cambios de horario repentinos me obligaron a cambiar mi rutina. Intenté correr por la noche pero me enganchaba a las series y encontraba mil excusas para quedarme en casa (como que estaba cansado y un hombre necesita descansar). Así que me impuse el reto de calzarme las zapas al salir de la cama durante 15 días. Y, después de ver los beneficios, ¡me he convertido en un corredor de mañanas!
Objetivo. Completar las carreras menos exigentes antes de las 8 de la mañana (cuando empiezo a trabajar) y empezar las más largas del fin de semana no más tarde de las 7 horas.
El proceso no fue fácil (sí, da pereza) pero en el camino aprendí lo que funciona y lo que no y algunos trucos que pueden ser útiles. Si te entrenas para una maratón desarrolla hábitos con tiempo. Yo ya estaba acostumbrado a trabajar mi velocidad los jueves por la mañana a las 6 horas cuando me preparo un maratón así que lo que hice es trasladar este horario a todos los días laborables. Despertador a las 5.01 (el minuto es psicológico) con otra alarma de seguridad a las 5.30 por si acaso.
Empecé con un entrenamiento clásico de 6 x 800 repeticiones (también conocido como Yasso 800s). Pasó volando pero la mañana siguiente no fue tan fantástica: no hice ninguna preparación la noche anterior, ignoré mentalmente las alarmas, y terminé despertando sobresaltado y saliendo disparado a las 7. Corrí 8 quilómetros (mal y hecho polvo) mientras pensaba que todavía me quedaba todo el día por delante.
DESCUBRIMIENTO 1
Cada noche, antes de ir a la cama, prepara tu carrera y tu ruta. Deja a punto también la ropa de entrenamiento y prepara el almuerzo y la cafetera para cuando vuelvas. Así evitarás tomar decisiones cuando el cerebro aún está en tinieblas Y ¡busca una alarma que no sea fácil de ignorar!. A mi me funcionó empezar a leer e-mails antes de apagarla para conectar-despertarme.
¿Cuándo se despierta tu intestino? Tu mente se adapta, tus piernas también pero los primeros días yo acabé buscando urgentemente un baño a mitad de la carrera. Al empezar la segunda semana me organicé mejor.
DESCUBRIMIENTO 2
Si te despiertas sintiéndote un poco lleno pero no puedes ir al lavabo haz algunos movimientos de calentamiento dinámico que se tienden a descuidar. (Este calentamiento de 2 minutos funciona.)
Yo soy un gran fan de un pequeño tazón de cereales o un poco de helado por la noche. Corté con ellos (o los comía un par de horas antes) porque sabía que podrían ser un problema. Corté eso (o comí antes) sabiendo que podría ser un problema. Los cambié por leche de almendras.
Un truco más obvio: Escoger una ruta donde tengas controlados los aseos o no alejarse mucho de casa en los tres primeros quilómetros. Alivio de mente y de vientre solucionados.
DESCUBRIMIENTO 3
Los cinco minutos de cepillarte los dientes y vestirte cuando lo dejas todo preparado pueden no ser suficientes y puedes salir de casa con la sensación de tener las rodillas oxidadas y las articulaciones rígidas. Quizás la mente esté lista; mi cuerpo no.
Cuando afrontaba lo que debían ser unos 5 Km facilitos ví que me costaba un mundo hacer la marca que hacía normalmente en mis salidas del mediodía. Después de unos días comprendí que empeorar un poco mis tiempos no era tan importante. De hecho, un artículo reciente sobre el mejor entrenamiento para lograr los tiempos de calificación para la maratón de Boston Marathon concluye que manteniendo los entrenamientos duros (sesiones de velocidad o carreras de tiempo largo) en sus tiempos o más rápido –alrededor del 15 por ciento de su entrenamiento total– tuvieron mucho más éxito que los que se centraron en mantener sólo su ritmo en velocidad.
DESCUBRIMIENTO 4
Las mañanas, frescas y luminosas, me ayudaron a recordar el placer de salir a correr y a no plantearme cada entrenamiento como una carrera. Descubrí que eso tenía consecuencias muy beneficiosas cuando decidía hacer un gran esfuerzo. Aprendí a forzarme a calentar por lo menos 3 kilómetros antes de intentar conseguir mis marcas previstas.
A medida que pasaba por esa primera semana de cambios establecí mi horario perfecto: despertador a las 5, salir de la cama a las 5,15 y salir por la puerta después de al menos 30 minutos. Nada cambiaba cuando se trataba de correr cerca de mi ritmo de entrenamiento normal, excepto para el esfuerzo de velocidad.
DESCUBRIMIENTO 5
Para la carrera más larga de mi ciclo de entrenamiento –35 Km el sábado por la mañana intentando acercarme a mi marca de maratón ( 6: 51) necesitaba un nuevo plan de acción. Programé mi carrera a las 7 de la mañana, lo que significaba despertarme alrededor de las 5,30, ducha rápida, un bagel y un plátano. Y un pequeño tiempo extra para escuchar mi play list energética favorita. A las 7 salía con la zapatillas puestas, la mente en forma y el vientre en paz. Clavé el entrenamiento. Ese tiempo extra fue mi arma secreta para que todo fuera como la seda.
Con información de: menshealth.es