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Preocupa que una de las quejas recurrentes de los líderes de las comunidades que visitan El Universal para la sección Miércoles de Barrios, es el aumento en el número de jóvenes consumidores de alucinógenos.
Santiago Alvear Pérez, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Los Caracoles, nos contó que la drogadicción y el microtráfico, dos flagelos que tienen como víctimas a los jóvenes de esa zona, son el problema más alarmante que ha tenido el barrio en sus 44 años de fundado.
El panorama es lamentable cuando desde afuera de una de las canchas de microfútbol de ese sector, se puede ver que los muchachos, en vez de estar pateando un balón, se sientan en las gradas a fumar marihuana, por lo que algunos padres prefieren no entrar con sus hijos a jugar allí.
Lo mismo pasa en parques y lotes abandonados de otros barrios, que sirven también como guarida de ladrones.
Según la última encuesta global sobre drogas (The Global Drug Survey), el 58% de las personas que recurren a los alucinógenos en el mundo, tiene menos de 24 años.
Ese dato coincide con lo que está pasando en Cartagena, pues el Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis) informó que en el 2016 las clínicas de salud mental y centros médicos atendieron a 994 jóvenes (la mayoría entre los 18 y 26 años) por problemas asociados al consumo de drogas.
Las autoridades, principalmente los padres, deben estar alertas con sus hijos, ya que 241 menores de edad también recibieron atención. La vigilancia de la policía alrededor de los colegios para evitar el expendio, es fundamental, porque perseguir a las mafias es tarea del Estado.
Las acciones de la administración distrital, a través del Dadis, deben seguir enfocadas en prevenir y mitigar este flagelo. Es importante el trabajo que se viene haciendo con la formación de los adolescentes vulnerables que se convierten en multiplicadores del mensaje de prevención del consumo y que hoy son cerca de 3 mil; además de los programas de «Drogas + Arte» y «Métele Mente y Decide», pero sin duda falta más intervención en los colegios y comunidades, con estrategias eficaces para que el mensaje llegue y se quede, porque con cada joven que entre al mundo de la droga, son muchos los que fracasan, empezando por la familia.
Ojalá los espacios para la recreación y el deporte no sigan convirtiéndose en el escondite de los muchachos que poco a poco, acaban con su vida.