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Es muy común que las personas sufran de estrés en su día a día por causa de temas laborales, familiares o personales. Sin embargo, cuando éste pasa a una etapa de estrés crónico, puede volverse en un factor de riesgo para desarrollar enfermedades.
Para la doctora Martha Isabel Pérez, especialista en ayuda psicosomática adscrita a Colsanitas, «cuando el estrés se prolonga, el paciente puede incurrir en conductas que no son saludables y se vuelven factores de riesgo para desarrollar enfermedades. Por ejemplo, con el estrés elevado el paciente puede aumentar el consumo de cigarrillo y alcohol, llevar una vida sedentaria, así como preferir comida que tiene grandes cantidades de grasa, azúcar y sal».
Además, éste se convierte en un círculo vicioso para la salud, ya que padecerlo incide en la aparición de trastornos fisiológicos y psicológicos, y al mismo tiempo, sufrir alguna enfermedad puede resultar angustiante o estresante para muchas personas.
En un paciente con estrés crónico es más probable que se desarrollen o agraven ciertas enfermedades. Estas, por ejemplo, son las más comunes:
Colon irritable
Dolor abdominal, cambios en las deposiciones, gases y distención son algunos de los síntomas que puede presentar en sus sistema digestivo un paciente con estrés. Es usual que ante situaciones demandantes y de ansiedad el intestino se contraiga más.
Enfermedades autoinmunes
Ante episodios estresantes el corazón se tensiona de varias maneras: aumenta la frecuencia cardíaca y constricción de las arterias, lo que incide en que la presión arterial se eleve. En las últimas décadas, cada vez más se asocia el estrés como un factor psicosocial que, sumado a otros factores de riesgo, desencadena enfermedades cardiovasculares como la cardiopatía isquémica o acelera la ocurrencia de un accidente cerebro vascular.
Estudios sobre el estrés y la salud cardiovascular relacionan el riesgo de sufrir infarto agudo de miocardio, arritmogénesis o muerte súbita durante las 2 horas seguidas a un evento de alteración emocional.
Enfermedades de la piel
Personas con estrés crónico son más susceptibles a las enfermedades inflamatorias ya que se suprime la respuesta del sistema inmunológico para reaccionar a los agentes que la desencadenan.
Las enfermedades más comunes a las que se exponen este tipo de pacientes son el eccema, el acné y la psoriasis, ya sea que con el estrés aparezcan o empeoren. Se caracterizan por enrojecimiento de la piel, erupción cutánea, inflamación, comezón y ardor.
Los brotes de psoriasis están relacionados con el estrés junto a otros factores genéticos y ambientales. Esta enfermedad se caracteriza por la presencia de parches gruesos rojizos con escamas blancas en los codos, rodillas, palmas de las manos, la parte baja de la espalda y hasta el cuero cabelludo, en algunos casos.
Ciclos menstruales
Los desajustes a nivel bioquímico que ocasiona el estrés afectan considerablemente la salud de la mujer. Puede suceder que se alteren los ciclos menstruales, ya sea que se retrasen, sean cortos o se ausenten. El estrés crónico mantiene una liberación excesiva de sustancias que cambian las reacciones del organismo.
Diabetes
Lidiar con el estrés excesivo para un diabético puede resultar en una barrera para controlar la glucosa en la sangre. De una parte, para liberar la tensión se puede comer compulsivamente alimentos que elevan los niveles de esa sustancia como la comida ultraprocesada, rica en azúcar refinada. Por el otro, cuando tu organismo libera altos niveles de cortisol también pone a circular altos índices de glucosa en la sangre y afecta el manejo de la diabetes.