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Las propiedades de la aspirina para la prevención de infartos y de accidentes cerebrovasculares ya son bien conocidas. En los últimos años, además, surgieron estudios que indican que el pequeño comprimido de apenas 0,6 gramos podría reducir la mortalidad por cáncer de colon, recto, estómago y esófago. Y hasta se estudia si también puede prevenir el Alzheimer. La fama de este medicamento es amplia, y hasta fue considerado uno de los cinco inventos más importantes del siglo XX por la revista Newsweek. Sin embargo, ahora una investigación argentina aporta un nuevo dato sobre uno de los analgésicos más consumidos: el ácido salicílico, su principio activo, favorece la creación de biofilms resistentes que protegen a una peligrosa bacteria, Staphylococcus aureus, en el momento en que se produce una infección, de acuerdo al trabajo realizado por científicos del CONICET y de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.
«Hace bastantes años que venimos estudiando los efectos que tiene el ácido salicílico, y veíamos que producía cambios en la bacteria a nivel de su virulencia», explica la investigadora adjunta del CONICET Fernanda Buzzola, del Instituto de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Médica. Sin embargo, el trabajo publicado recientemente en la revista Frontiers in Microbiology mostró dos nuevos efectos de la aspirina en Staphylococcus aureus, un microorganismo capaz de causar desde infecciones en la piel y neumonía hasta endocarditis.
«La bacteria naturalmente en condiciones que le son desfavorables, por ejemplo al verse amenazada por el sistema inmune, forma biopelículas. Cuando comenzamos a estudiar los efectos del ácido salicílico, esperábamos que fuera inhibidor del biofilm. Sin embargo, lo que vimos fue que aumentaba su formación», explica Buzzola.
Según la investigación, la sustancia activa de la aspirina toma el hierro de la bacteria y del entorno de esta, lo que induce la formación de esta biopelícula. Al mismo tiempo, en los experimentos realizados en ratones, notaron que aumentaba el número de bacterias colonizantes en la zona de las fosas nasales de los animales. «Hay que imaginarse como un racimo de uvas recubierto por el polisacárido que las mismas bacterias producen», describe Buzzola al conjunto de microorganismos protegidos por esta barrera. El biotecnólogo Cristian Dotto, otro de los autores de la investigación, aporta que la bacteria «coloniza a más del 20% de la población sana y uno de los sitios preferentes es en las narinas del huésped, aunque podría llegar tranquilamente a otros sitios». Y aclara que la presencia del microorganismo no quiere decir que vaya a producirse una infección: para que eso ocurra antes debería existir una lesión en la piel o en las mucosas.
Buzzola, por su parte, agrega: «El tema es que si surge una operación o alguna otra situación debilitante, la bacteria sí podría causar una infección endógena y ahí se torna un grave problema, porque si el paciente estuviera tomando la aspirina, llevaría a que esa infección por Staphylococcus aureus fuera del tipo persistente y tuviera más problemas para ser erradicada debido a que su biopelícula va a ser mucho más robusta».
Un problema de salud pública De acuerdo a un informe difundido por el gobierno británico en 2016, para 2050 la resistencia de las bacterias a los antibióticos causará más muertes que el cáncer. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió que este es uno de los principales desafíos que enfrentará la salud en este siglo. «Esta bacteria (por Staphylococcus aureus) está causando problemas, porque se la trataba con el antibiótico meticilina, hasta que empezaron a emerger los resistentes, y se pasó a tratarla con vancomicina. Pero volvieron a surgir resistentes, no solo a ese antibiótico sino que a otros también», indica Buzzola.
En este escenario, el hallazgo de los investigadores argentinos plantea una dificultad doble para eliminar el patógeno, ya que el biofilm actúa no solo como un obstáculo para las defensas naturales sino también para los antimicrobianos, que no pueden llegar a atacarlo. «La constitución del biofilm en sí mismo ya es una barrera para el ingreso de ciertos antibióticos, que algunos lo pueden atravesar pero las concentraciones que llegan son muy bajas, y algunas no alcanzan ni a inhibir a las bacterias.Empezaron a aparecer en la comunidad, en individuos que no habían sido previamente hospitalizados y causan infecciones graves. Ahora lo que está pasando es que los clones, que son multirresistentes, están entrando de nuevo al hospital. O sea que son un serio problema de salud pública», advierte la investigadora.
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