El Observador /
La caída de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida en la región son las causas por las cuales las sociedades de América Latina se encuentran en medio de un proceso de envejecimiento demográfico. Este cambio que implica que la edad promedio de la población latinoamericana casi se duplique entre 1950 y 2050, está trayendo consigo implicaciones económicas y sociales, y será en el futuro uno de los grandes desafíos de la región.
Desde fines de la década de 1960, según el informe «Derecho de las personas mayores; Retos para la interdependencia y autonomía», de la CEPAL, la mayoría de los países de la región han experimentado cambios drásticos en su estructura demográfica. Los principales efectos son el estancamiento en el crecimiento y el envejecimiento de la población, lo «que se traduce en el paso paulatino de sociedades jóvenes a sociedades maduras, y de éstas a sociedades envejecidas».
Más allá de la heterogeneidad que existe entre las poblaciones de los diferentes países y territorios de la región, la caída de la fecundidad fue la principal característica de la transformación demográfica en la segunda mitad del siglo XX. América Latina y el Caribe pasó de tasas de fecundidad muy altas, de 5,5 hijos por mujer entre 1965 y 1970, a tasas levemente inferiores al nivel de reemplazo, -tasa de fecundidad necesaria para que una población no disminuya- que es de 2,05 hijos por mujer, entre 2015 y 2020. Este cambio se debió, entre otras cosas, al incremento sostenido de los ingresos hasta comienzos de la década de 1970, lo que se tradujo en la ampliación de los estratos medios, la extensión de la escolaridad y una veloz urbanización. Esto produjo ciertos cambios culturales que contribuyeron a la disminución del tamaño de las familias. Otras de las causas de este fenómeno fueron la mayor inserción femenina en el mundo del trabajo y la disminución de la mortalidad infantil, que redujo las concepciones adicionales.
El envejecimiento de la población, se debe por otro lado, al aumento de la esperanza de vida, un proceso constante durante todo el siglo pasado que se extiende hasta el presente. Debido a esto, la población ha ganado en promedio 17 años de vida en los últimos 55 años, y ha pasado de ser 59 años entre 1965 y 1970, a casi 76 años en el presente quinquenio, un promedio que sin embargo, equivale al que tenían los países desarrollados hace 25 años. Además, según el mismo estudio, entre 2000 y 2050, la población mayor de 60 se triplicará, en tanto que la población menor de 15 años se reducirá del 30% a menos del 20% del total de la población.
Si bien los países se encuentran en diferentes etapas del proceso de envejecimiento, las personas en los diferentes países seguirán ganando años de vida. Por ello, América Latina y el Caribe «se encuentra en la antesala de un cambio sin precedentes en su historia», ya que para el 2037 la proporción de personas mayores de 60 años sobrepasará a la de menores de 15 años.
Este fenómeno advierte, según el informe, la necesidad de que la región se adapte a una época de rápidos cambios demográficos, teniendo en cuenta su condición de región subdesarrollada con una gran desigualdad. «El envejecimiento acelerado de la población pasará a ser la tendencia demográfica más relevante en la región… de manera que el envejecimiento y su incidencia sobre las demandas sociales serán los fenómenos demográficos más significativos».
A medida que nuevos grupos etarios pasen a predominar la estructura poblacional, las demandas y los aportes económicos y sociales de la población irán cambiando, generando un desfase. Por ello, el rápido envejecimiento de la población latinoamericana implica múltiples desafíos y exige acciones que garanticen la distribución de los recursos para responder adecuadamente a las necesidades de todos los grupos etarios. Esto obligará a los gobiernos a estar preparados para redistribuir los recursos económicos, «de manera que se pasa de atender preferentemente las demandas de los niños y jóvenes (educación) a la atención de las personas mayores (salud, cuidados y pensiones)».
En este marco, la planificación a futuro, basada en los escenarios demográficos es fundamental para el desarrollo de la región. Particularmente en aquellos aspectos relacionados con las decisiones económicas y sociales de los Gobiernos. Por ello se requiere un cambio «en las actitudes, políticas y prácticas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores».
Jeronimo Giorgi, periodista uruguayo dedicado a temas internacionales, está cursando una maestría en Estudios Latinoamericanos, ha colaborado con varios medios de América Latina y Europa, y ha recibido distinciones como el Premio Rey de España de periodismo.
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