El Observador /
Por Jane E. Brody, New York Times News Service
Es poco probable que la manía por los alimentos sin gluten desaparezca pronto. Mucha gente dice sentirse mejor después de adoptar una dieta sin gluten, proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno, aunque pocos de quienes lo evitan padecen de enfermedad celíaca, trastorno autoinmune que ataca los intestinos y otros tejidos cuando se consume gluten.
Aproximadamente una de cada 140 personas tiene enfermedad celíaca, que puede permanecer latente por muchos años y revelarse a cualquier edad.
Aunque están bien documentadas las consecuencias de la enfermedad celíaca, hay otras razones por las que evitar el gluten, como la sensibilidad a esa proteína, o a alguna otra cosa del trigo (la principal fuente de gluten en la dieta occidental) y el efecto placebo: un beneficio inspirado por la creencia de que el remedio elegido funciona.
La sensibilidad al gluten no causa los daños al intestino y otros órganos provocados por la celiaquía, aunque la gente que la padece tiende a experimentar gran variedad de síntomas.
De todas maneras, no se debe descartar el padecimiento de la enfermedad. Algunas personas suponen que lo que sienten es normal y nunca mencionan sus aflicciones al médico. Y si se las mencionan, el médico puede desdeñar las quejas diciendo que «no hay nada de qué preocuparse» o atribuyéndolas a otra causa.
Sin embargo, la celiaquía puede permanecer latente por muchos años y en ese tiempo pueden ocurrir daños ocultos con efectos en la salud para toda la vida, a veces irreversibles. Como señaló recientemente un reporte de la Brigada de Servicios Preventivos de Estados Unidos, muchas de esas «consecuencias médicas adversas» son «posiblemente evitables».
Autotratamiento
Mientras tanto, millones de personas se están auto-tratando con dietas sin gluten. Esto tiene sus ventajas y sus desventajas. Si evitar el gluten las hace sentirse mejor, si pueden pagar los alimentos sin gluten, que suelen ser más caros, y si eso no las convierte en parias sociales, la gente razonable no vería motivo para no hacerlo.
Una importante desventaja del autotratamiento sin diagnóstico es que para que el examen de celiaquía arroje resultados precisos es necesario que la persona haya consumido gluten con regularidad.
Evitar esta proteína puede ocultar un hallazgo positivo en un examen de sangre y en muestras de biopsia de los daños en los intestinos, que pueden resultar de comer gluten.
«Hay una prueba de sangre muy sencilla para detectar la enfermedad celíaca, pero debe de hacerse antes de cambiar de dieta», explicó el médico Joseph A. Murray, de la Clínica Mayo y experto internacional en la enfermedad.
Aparte del daño intestinal, no detectar la enfermedad celíaca asintomática a temprana edad puede causar un mal desarrollo de los huesos y entorpecer el crecimiento.
Esto puede causar «un alto riesgo de fracturas, tanto antes como después del diagnóstico de la enfermedad celíaca, lo que puede no ocurrir antes de los 40 o 50 años», explicó Murray.
Cuando la celiaquía no diagnosticada provoca fatiga persistente o infertilidad «se pierden años de calidad de vida que no se pueden recuperar», advirtió Murray.
Enfermedad latente
Si los síntomas son sutiles, agregó, «la gente puede estar enferma por tanto tiempo que ya no sabe lo que es estar sana. No reconocen sus síntomas ni se quejan con el médico», dijo Murray. Sin diagnóstico médico de enfermedad celíaca y sin conocer sus posibles consecuencias, la gente tiende a ser menos cuidadosa con lo que come.
También hay una posible desventaja médica en el diagnóstico y el tratamiento. «Contrariamente a lo que piensa la gente, una dieta sin gluten no necesariamente es saludable», advirtió Murray. «Cuando la adopta gente con enfermedad celíaca, tiende a subir de peso, especialmente peso de grasa, pues ya no está malabsorbiendo los nutrientes. También tiene más tendencia a contraer síndrome metabólico», que eleva el riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes tipo 2.
Mientras no se encuentren evidencias que justifiquen examinar a toda la población para ver si tiene enfermedad celíaca, Murray está en favor de examinar «a todas las personas que estén en el grupo de riesgo». Ese grupo está formado por familiares de personas con enfermedad celíaca, así como aquellos con diabetes tipo 1, osteoporosis prematura y anemia, que pueden ser señales de enfermedad celíaca.
También recomendó que se examinaran las personas con hinchazón crónica, úlceras en la boca, dolores de cabeza y fatiga crónica.
Otras personas que están en riesgo de tener enfermedad celíaca son las que sienten hormigueos o embotamiento de brazos y piernas, y las que tienen enfermedad de la tiroides, artritis reumatoide y síndrome de Sjogren.
Los síntomas que pueden esconder a la celiaquía A pesar del interés actual en el gluten, probablemente hay mucha gente con enfermedad celiaca que no sabe que la tiene. El trastorno puede provocar una serie de síntomas vagos y en ocasiones confusos, cuya verdadera causa podría no determinarse en más de diez años. Entre los posibles síntomas se encuentran el dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea o constipación crónica, fatiga crónica, anemia, pérdida inexplicable de peso, calambres musculares, períodos menstruales perdidos, infertilidad, aborto espontáneo recurrente, deficiencia vitamínica, decoloración del esmalte de los dientes, pérdida de masa ósea y fracturas.