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El consumo de alcohol en la Argentina va en franco aumento, tanto en frecuencia como en cantidad, según el informe estadístico 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sostiene que nuestro país está al tope de Sudamérica entre los que más alcohol consumen: 9,1 litros per cápita por parte de personas mayores de 15 años. Un lugar en el ranking para no jactarse, sino, por el contrario, para tomar conciencia del grave problema de salud pública que enfrentaremos de no aplicar las medidas necesarias.
El estudio de la OMS está basado en una recopilación anual de estadísticas de 194 Estados miembros. Nuestro país se colocó detrás de Canadá (10 litros) y Estados Unidos, con 9,3 litros. Superó a Chile (9 litros) Perú y Brasil (ambos con 8,9 litros), Venezuela (7,1), Uruguay (6,8), Paraguay (6,3), Bolivia (5,9) y Ecuador, con 5,1. Si bien Lituania sigue siendo el país más bebedor del planeta con 18,2 litros per cápita, la Argentina superó a naciones europeas tradicionalmente consumidoras, como Suecia (8,8 litros), Holanda (8,7) y Noruega (7,8).
El titular de la Sedronar, Roberto Moro, señaló que «el alcohol es la droga social más aceptada» y que «representa el problema principal de consumo». Además, sostuvo que, junto con la marihuana, encabezan la demanda en centros de tratamiento.
Según la OMS, el consumo de alcohol contribuye con más de 200 enfermedades y lesiones, incluyendo la cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer. También hace que las personas sean más susceptibles y menos adherentes al tratamiento de enfermedades infecciosas, como el VIH y la tuberculosis, y es el principal factor de riesgo de muerte en adolescentes.
La problemática del excesivo consumo de alcohol, así como el impacto de las enfermedades y las lesiones que ocasiona en individuos, familias y comunidades, requiere la reflexión y el compromiso de parte no sólo de todos los niveles del Estado, sino también del sector privado y la sociedad en su conjunto.
LA NACION Opinión Editorial