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Las papas fritas tienen mala fama y un nuevo informe se ocupó de dejarlas muy mal paradas. Publicada en The American Journal of Clinical Nutrition , la investigación llegó a la conclusión de que comerlas dos veces por semana está relacionada con un mayor riesgo de muerte.
Las papas en sí no son enemigas de la salud. Es más, se consideran carbohidratos buenos que aportan y no dañan. El tema acá es cómo se consumen y en qué momento de la vida. No es lo mismo comerlas a los 15 que a los 50; y no da igual servirlas en puré que fritas.
Este estudio se basó en los hábitos alimenticios durante ocho años de 4400 personas de entre 45 y 79 años. Los autores explicaron: «Las papas, no fritas, son relativamente saludables porque contienen una buena proporción de fibra, vitaminas y micronutrientes». Pero las que pasan por aceite, que luego se bañan en sal , tienen mucha grasa, entre otros factores dañinos.
Cuanto más grandes, peor Por otro lado, una nota del sitio español El País llamó la atención sobre la necesidad de adoptar buenas conductas alimenticias cuando se llega a cierta edad. Uno de los pilares es que los jóvenes pueden perder peso más rápido porque su gasto energético (aún en reposo) es mayor. «A partir de los 50 años lo hace un 10% menos», aclara.
Así que mientras darte ciertas licencias a los 20, como un paquete de papas fritas, puede no tener efectos a gran escala, hacerlo a los 40 tiene sus consecuencias. La clave, además de moverse más, está en comer menos grasas y más nutrientes. Verduras frescas, frutas, carnes magras y legumbres.
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