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Investigadores del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular de La Plata (IMBICE, CONICET-UNLP- CICPBA) realizaron un hallazgo que podría servir para luchar contra la obesidad y otros desórdenes alimenticios como la bulimia, la anorexia, y los atracones compulsivos.
Comprobaron que la ghrelina, conocida popularmente como «la hormona del hambre» y descubierta en 1999, no sólo potencia las ganas de comer en situaciones de estrés y la sensación de placer al comer, sino que también regula el vaciado del estómago, acelerando la digestión.
El trabajo de los investigadores platenses fue publicado en el último número de la revista científica Endocrinology.
«Lo que hicimos en esta investigación fue describir los mecanismos por los cuales la ghrelina regula el vaciado gástrico, acelerando la digestión de los alimentos para generar nuevamente la sensación de hambre», explica Agustina Cabral, becaria posdoctoral en el IMBICE y una de las autoras de la publicación, a El Día.
«Esto es producto de una tarea multidisciplinaria de muchos años, porque venimos estudiando la biología de esta hormona desde hace tiempo, y los distintos enfoques se van interrelacionando», agregó.
A través de estudios con diferentes tipos de ratones modificados genéticamente, los científicos llegaron a la conclusión que el vaciado gástrico era casi un 50% más rápido en los animales a los que habían inyectado ghrelina que en los que la tenían en valores normales.
«Lo que también hicimos fue utilizar ratones con lesiones en áreas específicas del cerebro, y observamos que no había cambios significativos en respuesta a la hormona. De esta manera, comprobamos que el efecto de la ghrelina en el estómago por sí sólo no es suficiente para lograr una digestión más ligera», resaltaron los científicos.
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