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«Los océanos están en peligro y no es una frase hecha. La forma en que se hace uso de los océanos y de los recursos naturales por parte del hombre lo único que hace es producir desequilibrios y romper ecosistemas. Así como hablamos de los plásticos, el ruido es un gran contaminante que pone en peligro al mundo marino». Así de contundente es la explicación del biólogo, investigador del Conicet y experto en mares Luis Capozzo.
El océano es un mundo de sonido, pero no de luz. En la oscuridad de sus aguas, las ballenas y otros ejemplares marinos dependen del sonido para aparearse, hallar alimento, migrar, proteger a sus crías y defenderse de los depredadores. Hace 100 años era un mundo sin interferencias, pero en las últimas décadas el ruido que genera el hombre con los barcos comerciales, cruceros, explotación de petróleo, exploración submarina y sonares genera contaminación en las aguas y daña severamente la salud de estos animales que tienen el sentido del oído muy agudo.
«Los cetáceos, como las ballenas y los delfines, se comunican a miles de kilómetros por la facilidad con la que se transmiten los sonidos en el agua; con esa facilidad también se multiplican los ruidos generados por el hombre que afectan notablemente a la fauna marina», indicó Capozzo.
Se calcula que diariamente hay 60.000 buques de carga navegando simultáneamente, cada vez hay más exploración petrolera off shore y la detección de minerales y recursos con ruido generan un cóctel explosivo para la fauna marina. Estos datos surgen de un documental que se podrá ver por el canal Discovery mañana desde las 22, en celebración por el Día de la Tierra . Creado en asociación con el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, Imaginary Forces y el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, se filmó Sonic Sea: ruidos en lo profundo.
«Hay que pensar que el tráfico naviero ocurre durante las 24 horas y el movimiento de las hélices genera turbulencias y burbujas con ruidos similares a las explosiones. Este fenómeno se denomina cavitación. Para la prospección de petróleo se utilizan bombas de estruendo con grandes detonaciones. La ballena franca del norte está en peligro», asegura Capozzo, que explica que el menor tráfico hace que los mares del hemisferio sur del planeta no estén en ese punto límite.
«Nosotros estamos en amarillo (ejemplifica como si fuera un semáforo). Estamos a tiempo de detener este proceso y mejorarlo. En la Argentina existe una iniciativa desde 2014, que se llama Pampa Azul y reúne a todos los interesados en los mares, desde científicos hasta quienes tienen poder de decisión en las políticas públicas. Es posible frenarlo; existen mejores tecnologías que pueden revertir esta situación. Porque lo que ocurre en los océanos nos afecta a todos, impacta en todos lados», sostiene el experto argentino.
El documental Sonic Sea forma parte de la iniciativa Discovery Impact en la que ambientalistas, científicos y expertos en conservación relatan historias generando un llamado de atención para que sea la generación actual la responsable de impulsar un cambio positivo que permita a la siguiente seguir disfrutando de las maravillas de la Tierra.
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