El Observador /
La ciencia se acerca cada vez más a la eterna juventud, y si bien envejecer es algo que afecta a todos los seres vivos, es un proceso que depende de diversos factores, dijo a EFE la bioquímica chilena María Soledad Matus.
«Me emociona saber que el envejecimiento no es sólo una ‘fatiga de materiales’. Cuando se aplica un tratamiento que extiende la vida es porque hay una célula, un tejido o un organismo que responde», señaló esta experta en enfermedades neurodegenerativas.
El envejecimiento depende tanto del ambiente como de la genética, afirmó Matus, quien este sábado participa en el festival Puerto de Ideas Antofagasta 2017 en un panel llamado «¿La fuente de la eterna juventud?».
«Hay distintas formas de prolongar la existencia, con hábitos o con soluciones farmacológicas. Pero el punto es extender el periodo de vida sana», recalcó .
Convencida de que «la tristeza también envejece», Matus cree que sería interesante averiguar de qué manera influye en el envejecimiento el ánimo de una población.
«No existe un elixir que nos vaya a mantener eternamente jóvenes, pero sabemos que se puede extender la vida. Hay que llegar en el mejor estado posible», advirtió.
En 2040 la población mayor de 60 años se habrá triplicado y alcanzará los 2.000 millones de personas, «una situación para la que no estamos preparados», aseguró.
«Cuando uno no es consciente de que está viviendo más, no se preocupa de qué hacer con esos años extra porque el envejecimiento no empieza a los 65 años, sino desde que se nace», sostiene.
Matus reconoce que «la gente teme llegar a vieja», pero cuando se conversa con los ancianos, la mayoría está feliz, porque se trata de una etapa de la vida en la que se puede disfrutar más.
Los científicos con sus investigaciones y los políticos con sus estrategias son responsables de preparar a la población para «disfrutar más de esta etapa», agrega.
«Uno de los factores de riesgo que tienen las enfermedades crónicas es el envejecimiento. Cuando se llega a los 60 o 65 años es seguro que se va a desarrollar una enfermedad. La cuestión es cuál y con qué intensidad», dijo Matus.
En el control de enfermedades neurodegenerativas como el parkinson o el alzhéimer los avances no son demasiado notorios. «El remedio no va a ser una pildorita», advirtió la doctora.