El Informador / CIUDAD DE MÉXICO (09/ABR/2017).-
Estudiantes de la carrera técnica de Nutrición Humana del Instituto Politécnico Nacional (IPN) destacaron la necesidad de crear una materia escolar en el nivel básico que enseñe la forma de llevar una alimentación sana y que en los comedores de los planteles sólo se sirva agua.
La alumna María Guadalupe Escalona Arredondo planteó que ante el crecimiento de la obesidad infantil, ambas medidas son indispensables para que, desde niños , los alumnos de las escuelas comprendan que es mejor comerse una manzana que una bolsa de papas industrializadas.
De acuerdo con un comunicado del IPN, Escalona Arredondo es parte del grupo de pasantes de la carrera técnica de Nutrición Humana que se imparte de manera virtual desde el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyt) 6 «Miguel Othón de Mendizábal», en la capital mexicana.
Aunque reconoció que es difícil luchar contra el bombardeo publicitario, la politécnica consideró que los niños deben aprender a comer mejor y evitar los refrescos, por lo que servir agua natural en los comedores escolares es una forma de crearles ese hábito.
A su vez, las estudiantes Lourdes Cárcamo Munguía y Hebe Alejandra García González coincidieron en la necesidad de orientar mejor a la población respecto a las dietas, porque existe la falsa creencia de que ello significa «matarse de hambre».
Por el contrario, apuntaron, someterse a un régimen para bajar de peso implica disminuir las raciones de alimentos, pero también recibir asesoría de un experto para balancear la alimentación de acuerdo con las necesidades individuales.
En se sentido, reiteraron la importancia de que las personas, en particular los adolescentes en las escuelas, cuiden su alimentación, en especial durante las mañanas, pues «desayunar» una torta de tamal o galletas y cuatro horas más tarde tomar un refresco puede derivar en bajo rendimiento escolar y apatía.
Lo anterior, porque el consumo de carbohidratos y azúcares debe ser moderado y combinado con otros grupos alimentarios y de no hacerlo, el cuerpo pone en funcionamiento mecanismos de conservación que provocan sobrepeso y obesidad, concluyeron.