Confirmado / Las largas jornadas de trabajo hacen que comer fuera de casa sea más frecuente que prepararnos nuestra propia comida. Si no eres de los que tiene tiempo (ni ganas) para llevarse tuppers o no tienes un comedor en la empresa, lo normal es que cada día tengas que pedir tu almuerzo en un restaurante. A esta rutina se suman las comidas y cenas de empresa y, por lo menos, una salida durante el fin de semana, en la que será difícil que no se acabe consumiendo alcohol, entrantes calóricos o postres azucarados. Este tipo de hábitos hace que mantener el equilibrio en la dieta parezca casi imposible.
Las elecciones que se hacen en un restaurante y el autocontrol serán determinantes para evitar los kilos de más y recibir las vitaminas y nutrientes diarios que necesitamos para gozar de una buena salud.
Mar Navarro López, presidenta del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Castilla-La Mancha (Codincam) y miembro del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas, explica cómo afectan estas salidas a nuestra dieta: «Si los excesos son puntuales, no tiene por qué desequilibrarnos, sobre todo si se puede compensar con una comida ligera al día siguiente, pero si esos excesos son habituales, se puede producir un aumento de peso o una alteración de parámetros bioquímicos relacionados con el estado nutricional». El colesterol sanguíneo, la glucemia y los triglicéridos pueden desembocar en problemas de salud graves como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes.
Cómo elegir lo que comemos
La nutricionista señala las opciones más saludables cuando tenemos que hacer muchas comidas fuera:
Entrantes o primeros: platos tipo ensaladas, verduras o sopas. «A veces puede resultar una buena opción comer dos primeros platos, porque lo normal es que sean los segundos los que más calorías aportan en el menú», señala Navarro.
Segundos: elegir platos ligeros, cocinados a la plancha, sin salsas y acompañados de guarniciones ligeras como ensaladas o verduras.
Para beber, siempre elegir agua y de postre, frutas
Durante las salidas nocturnas, la especialista advierte que el hecho de que sean eventos de noche no implica que se deba comer en exceso ni beber más alcohol, refrescos o tomar dulces de postre, por norma. «Durante la cena se puede tomar una copa de vino tinto o una cerveza, pero, si puede ser, después se elegirá agua. Si los entrantes son muy ricos en calorías, como fritos (croquetas), embutidos o ensaladilla rusa, lo mejor es elegir segundos platos menos calóricos, como un pescado a la plancha con una guarnición de verduras». Respecto al postre, la experta aconseja saltárselo siempre que se pueda, pero, si no lo hacemos, lo ideal es comer una porción lo más pequeña posible o elegir alguno que esté elaborado con fruta.
Izaskun Arrarás, dietista nutricionista miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra (Codinna) añade unos consejos generales para estas ocasiones:
Antes de salir, elegir restaurantes con opciones de menú saludable.
No llegar con mucha sensación de hambre a la cena.
Elegir alimentos simples en lugar de aquellos que contengan muchos ingredientes.
Acompañar el plato elegido de una guarnición sencilla (por ejemplo, patata asada en vez de frita, aderezo de aceite de oliva y vinagreta en lugar de salsas de queso). Si pedimos aderezos de salsa, pedir que nos las sirvan aparte y no encima de los alimentos.
Pedir raciones pequeñas de un plato principal.
En el caso de elegir algún capricho, como el postre, compartirlo.
Por último, Mar Navarro recuerda que, como norma, no podemos compensar los excesos con el deporte. «El deporte es un complemento necesario de la alimentación sana para llevar una vida saludable, y alguna vez se puede utilizar como método para compensar algún exceso puntual, pero lo ideal es fomentar la alimentación saludable acompañada de la práctica diaria de actividad física y mantener los excesos a raya: que sea algo puntual».
cuidateplus
Por Confirmado: MariGonz