1. COME ANTES DE COMER
Si tienes previsto ir a un restaurante, cómete antes un aperitivo de 200 calorías que contenga al menos 15g de proteína (un batido con proteína de suero, por ejemplo, o una manzana con un trozo de queso). Si tienes el estómago lleno de proteínas saciantes y menos hormonas del hambre circulando por el cuerpo, comerás menos calorías que engordan en el restaurante
2. NO TE ATIBORRES
Imagina que tienes un indicador: la marca de mínimo significa que estás hambriento, y la de máximo, que estás empachado. Mantente entre medio depósito y tres cuartos: come antes de sentir hambre y para cuando estés satisfecho, no atiborrado.
3. MASTICA BIEN
Un grupo de investigadores chinos demostró que masticar 40 veces te ayuda a comer un 12% menos que si lo masticas sólo 15. Darle a la mandíbula inicia el proceso digestivo y acelera la liberación de las hormonas de la saciedad.
4. CONVIÉRTETE EN UN SIBARITA
Presta atención a la textura y el aroma de los alimentos, y procura conocer su procedencia. Según un estudio británico, crearás un vívido recuerdo gastronómico que te mantiene saciado más tiempo y te ayuda a no picar.
5. LEE UNA BUENA REVISTA DE SALUD, FITNESS Y NUTRICIÓN
Investigadores holandeses aseguran que esta táctica, llamada “imprimación”, actúa a nivel del subconsciente. Según observaron, las personas que al entrar en una
verdulería cogieron una hoja de recetas con palabras clave relacionadas con la dieta acabaron comprando menos patatas fritas, galletas y dulces.
Con información de: menshealth.es