GUADALAJARA, JALISCO (06/MAR/2016).- ¿Cuál es la mejor hamburguesa que ha llegado hasta a tu paladar? Esa con la que le dijiste adiós al hambre y dejó su sabor marcado en tus recuerdos. ¿La tienes en mente? Yo te diré la mía: La hamburguesa Angus Prime del Quebracho.
Tengo que decir que de todos los platillos que había probado hasta entonces en la capital del país, las hamburguesas no entraban en el cuadro de honor. Vamos, ni en el top ten. La realidad es que en una ciudad de dimensiones tan enormes y con opciones gastronómicas tan variadas, la fast-food se siente desplazadas como opción en la comida. Pero vaya sorpresa me dio cuando encontré esta belleza en el Quebracho.
Primero: El Quebracho (Calle Hamburgo No. 313) no es un restaurante de propiamente de hamburguesas. Su vocación se enfoca más en los cortes, las empanadas argentinas y el buen vino. Esta sucursal está a una cuadra del Paseo de la Reforma (atrás del Hotel Four Seasons, para más señas), por lo que su ubicación es perfecta para todo turista que esté explorando la principal arteria del antiguamente llamado Distrito Federal y sufra un repentino ataque de hambre. Mucha hambre.
En una ciudad donde te sientes siempre observado, El restaurante Quebracho es un espacio intimista y tranquilo, que pese a su cercanía con una calle tan ajetreada procura que sus clientes se sientan como en casa (siempre que su casa tenga un toque argentino, por supuesto). Desde el exterior el aroma a carne asada, gruesos cortes y buen vino es un imán para aquellos que presumimos de un buen apetito. Es imposible no querer entrar.
El interior tiene un toque «porteño bonarense». Cuando hay música, es probable que deleites tus oídos con un delicioso tango, pero también cuentan con pantallas para disfrutar del partido de futbol del momento. ¡Pero bueno, ya, hablemos de la comida!
Llegué pensando en disfrutar de unas buenas empanadas argentinas que promocionan en el exterior, pero al ver la carta, quedé enamorado de la Hamburguesa angus prime del Quebracho. 220 gramos de sabores contenidos entre dos panes y una guarnición con vegetales, tocino y papas a la francesa. El mesero te preguntará por el término de cocción que prefieras, aunque la recomendada por la casa es 3/4.
Tras unos 25 minutos de espera (parece mucho, pero lo vale), llegó a la mesa la invitada principal de la cena: Hamburguesa Quebracho. Grande y majestuosa. Jugosa y bien servida. Envuelta en el humo que siempre acompaña los platillos recién cocinados. Las papas y los vegetales no nada del otro mundo. En mi mente solamente tenía la intención de incar el diente la carne y la primer mordida fue celestial.
¿Cómo se siente? Suave, cortada con cuidado, cocida con absoluta calma a las brasas y con una presentación impecable. Se nota que pasó por las manos de un buen cocinero, de esos que ponen realmente cuidado en el plato que preparan. El resultado fue una sublime expresión de sabores.
Lo único que lamento de la hamburguesa del Quebracho es el momento en que se termina. La Ciudad de México es una urbe que no suelo visitar mucho, por lo que en cada visita procuro ir a distintos lugares a comer para tratar de expandir mis experiencias culinarias. Pero si hay un lugar que es ya un indispensable, que he repetido y pienso repetir, ese es el Quebracho.
Por Francisco González