El PH de la vagina y la vulva es ácido y debe mantenerse así para que las «bacterias buenas» puedan combatir agentes patógenos que propician las infecciones vaginales, explicó la ginecóloga Leticia Calderón.
Durante un evento organizado por la línea de shampoo íntimo Lactacyd Probio, la ginecóloga y la sexóloga Claudia Rampazzo, comentaron que el PH se altera con frecuencia por diversas razones, como:
Usar tanga: Además de roce de la prenda, la cercanía que mantiene con la zona perianal «arrasta» partículas fecales microscópicas hacia la vagina. Telas sintéticas: Cuando la ropa interior no está elaborada con fibras naturales, como el algodón, la humedad y el calor en la zona aumenta. Limpieza inadecuada: Muchas mujeres ignoran que después de ir al baño lo correcto es limpiarse «de adelante hacia atrás», para no llevar las bacterias del ano hacia la vagina o la uretra. Papeles perfumados: El perfume que algunas empresas agregan al papel higiénico puede irritar la zona íntima femenina. Usar pantiprotectores regularmente: Al igual que las fibras sintéticas, los pantiprotectores evitan una transpiración adecuada. Si la cantidad de flujo vaginal es tal que lo hace indispensable a diario, es necesario acudir al ginecólogo. Cuando se desequilibra el PH, los bacilos de Döderlein (que son los encargados de dar la acidez adecuada a la zona) se reducen y son menos efectivos para proteger a la vagina contra las infecciones, explicó Leticia Calderón.
Además de evitar los hábitos que alteran el PH, las especialistas recomendaron integrar los shampoos formulados para zona íntima a la rutina de higiene diaria, ya que éstos cuidan que se mantenga la acidez y se respete la capa fosfolipídica que cubre a la vulva, contrario a los jabones neutros o los que se usan para el resto del cuerpo.
Modas peligrosas Las especialistas advirtieron que tendencias como la depilación total en el área púbica, perfumar la zona íntima con desodorantes o usar productos para aclarar la vulva, podrían resultar contraproducentes para la salud.
Los desodorantes modifican el PH y entonces abrimos la puerta a la contaminación. Las prácticas que no tengan otra explicación más que para oler o verse bonita, siempre hay que cuestionarlas»