La bursitis es una inflamación de las bursas , unas estructuras en forma de saco situadas entre los tejidos blandos (músculos, tendones, piel) y las prominencias óseas subyacentes. Su función es disminuir la fricción del hueso con los tejidos blandos durante el movimiento de las articulaciones. Se pueden localizar en zonas donde puede existir fricción entre las partes blandas y el hueso, hombro, codo, etcétera.
La inflamación de las bursas produce hinchazón y dolor en las mismas, lo que limita el movimiento de la articulación afectada. Los síntomas de la bursitis dependen de la zona afectada y pueden aparecer de forma repentina o de forma gradual, aumentando el dolor.
La persona que sufre de bursitis puede notarlo por el tacto, ya que la piel que rodea la bursa está más sensible y se aprecia un aumento de la temperatura local.También puede producirse un aumento en la cantidad de líquido dentro de la bursa. En las articulaciones más superficiales puede aparecer hinchazón y enrojecimiento. Otro síntoma de la bursitis es la posible disminución de la movilidad de la articulación por el dolor.
¿Quién la sufre? La bursitis es más frecuente en aquellas personas que, por su trabajo, utilizan de manera repetida y excesiva una determinada articulación, como es el caso de las peluqueras, cirujanos o carpinteros y en deportistas como los atletas dedicados al lanzamiento, corredores, futbolistas, baloncestistas o jugadores de balonmano, e incluso los bailarines.
También puede ser habitual en personas que tienen una mala postura en su día a día o hacen un uso incorrecto de determinadas articulaciones.