Intentas encontrar una respuesta que en realidad no existe. Por ejemplo, por mucho que trates de determinar si una persona te hizo daño a propósito o no, o por qué alguien hizo lo que hizo, si esa persona no está dispuesta a darte una respuesta, posiblemente no haya modo de saberlo y no te quede más remedio que aceptar que no puedes saberlo todo.
2 . Intentas usar la razón y el pensamiento para tomar una decisión que debería estar guiada por la emoción y no por el intelecto . Por ejemplo, pensando no vas saber si te gusta más una ciudad u otra o un trabajo u otro. En casos como estos deberás dejar de pensar y empezar a sentir, dejándote guiar por tus emociones y tu intuición.
Sigues insistiendo, dándole vueltas a un problema porque te exiges encontrar una solución de inmediato . Si no encontramos la solución de algo es preferible parar, dejar descansar la mente un tiempo y luego volver a intentarlo. En algunos casos debes saber cuando descartar definitivamente ciertas situaciones. 4. Buscas la solución perfecta. Piensas y piensas y ninguna decisión o solución te parece lo bastante buena . Siempre hay un inconveniente. Esto es debido a que, a menudo, las soluciones perfectas no existen. Es importante reconocer cuándo esto está pasando y aceptar que, algunas veces, tenemos que decidirnos entre varias soluciones imperfectas y elegir una de ellas.
Tratas de usar tu pensamiento para evitar una emoción negativa. Por ejemplo, si alguien lastimó tus sentimientos y sients rabia, vergüenza, tristeza, o cualquier otra emoción negativa, no es raro que pienses una y otra vez en lo sucedido para tratar entenderlo de un modo que te haga sentir mejor. Sin embargo, la mayoría de las veces acabas sin llegar a ninguna parte, atormentándote con un montón de ideas desagradables y puede que hasta termines con dolor de cabeza o contracturas musculares. Así que no te estreses y elimina de tu vida todo aquello que te perturbe.
Fuente: Eme