Hay una cifra del estudio que refleja una nueva realidad en la sociedad chilena: el fin del hábito de cenar. Sólo el 28% de los encuestados por la consultora Kronos afirma que cena. La razón es simple: la once. Según la Encuesta Nacional de Consumo Alimentario (ENCA), el 90% de los chilenos toma once y sólo entre un 20% y 40% cena, es decir, come un plato de comida en la noche.
Para muestra, un botón: un artículo publicado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) sobre trabajadores de la construcción mostró que más del 90% de ellos tomaba once, consumiendo hasta seis panes con agregados, y el sólo 23% comía un plato de comida todas las noches.
«Esto es extraordinariamente grave, ya que el consumo de la once corresponde principalmente a carbohidratos (pan y bebidas gaseosas o jugos azucarados), con grasa (agregados como mantequilla, margarina, queso, cecinas de todo tipo, manjar y helados), y muy poco o nada de alimentos saludables, como frutas y verduras, legumbres o lácteos sin grasa», se lamenta el doctor Fernando Vio, académico del INTA.
Para el experto, lo más grave es que después de la once, las personas ven televisión y se van a dormir, con lo cual el gasto energético es mínimo y lo consumido en la once no se gasta. El doctor Vio alerta que los chilenos tienen el más alto consumo de pan en el mundo, con 90 kilos por habitante al año (seguido de Alemania y Holanda, con 58 kilos por habitante al año, y de Francia, con 54 kilos) al que se añaden agregados muy poco saludables y únicos en el mundo. «No hay ningún país que haya reemplazado la comida de la noche por pan con agregados, más otros alimentos poco saludables», dice Vio. Por el contrario, el consumo promedio de legumbres, por ejemplo, es de tres kilos por habitante al año.
Fernando Vio señala que estos otros alimentos poco saludables son las bebidas gaseosas y jugos azucarados (Chile es el tercer país en consumo de estas bebidas azucaradas en el mundo, con 160 litros por persona al año, después de EE.UU. y México) y los helados (somos los principales consumidores de helados en América Latina, con 8,2 litros por persona al año).
«Por lo tanto, en el contexto del incremento de la obesidad en Chile, y en particular de la obesidad infantil, este hábito (reemplazar la cena por la once) está contribuyendo en forma importante a este incremento», concluye el especialista.