El cuidador, clave en paciente con alzhéimer

El Comercio /

El alzhéimer es una enfermedad que afecta a la memoria, al intelecto, al comportamiento y a la capacidad para realizar actividades cotidianas en adultos mayores . Tiene tres grados: leve, moderado y severo, los cuales necesitan diferentes tipos de cuidados.

Desde el 2016 hasta agosto del 2017 se han atendido 1 574 hombres y 2 889 mujeres por esta enfermedad en servicios del Ministerio de Salud.

María Soledad Chiriboga es geriatra del Hospital del Adulto Mayor, ubicado en San Carlos, en Quito. Ella reitera que los pacientes en etapa severa necesitan más cuidado que los de las dos fases anteriores.

Eso implica monitoreo las 24 horas, para evitar caídas, acompañamiento en el baño, alimentos blandos y suministro de medicinas, etc.

Bertha Medina tiene 83 años y está en el último grado de la enfermedad . No se ubica en el tiempo y espacio, presenta dificultad para identificar a la gente. Requiere ayuda permanente para su cuidado personal. Por las noches usa pañales.

Sus cuatro hijas se turnan para atenderla. «Una vez se cayó porque se tropezó con la alfombra. Se rompió la cabeza. No la dejamos sola», cuenta Mónica Paredes, una de ellas.

Lo mismo ocurre en el caso de Ramiro Mena, de 87. Sus hijas lo cuidan. No lo dejan solo porque podría perderse o encender la cocina y provocar un accidente . También sufrió una caída. Se quedó en el piso por varias horas, sin lograr comunicarse. Tras aquel incidente, ellas decidieron brindarle atención permanente.

El Día Internacional del Alzhéimer se recuerda hoy, 21 de septiembre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia, en la que se incluye a este mal, afecta a unos 47 millones de personas en el planeta.

De ellas, casi el 60% vive en países de ingresos bajos y medios. Y cada año se reportan 9,9 millones casos nuevos.

Se prevé que el total de afectados pase a 132 millones en el 2050. Para Walter Salvador, ellos serán quienes nacieron en 1980. Él dirige Trascender con Amor, Servicio y Excelencia (TASE), una fundación que apoya a personas con problemas de demencia.

El alzhéimer implica un alto costo económico y emocional para quienes se dedican a los cuidados: parientes o especialistas.

Salvador calcula que los gastos mensuales de manutención por la enfermedad, en etapa severa, pueden alcanzar los USD 2 000 por persona. Esto incluye medicinas, tratamientos y los salarios de las auxiliares enfermería, que se encargan de los cuidados durante las 24 horas en turnos rotativos.

La OMS advierte que existe un «efecto abrumador» en los cuidadores de la gente que tiene la enfermedad. Y ellos presentan presiones emocionales y hasta secuelas físicas.

Martha Silva, de 51 años, es una auxiliar que labora desde el 2009 en un centro de ayuda para adultos mayores. Ella cuenta que ha tenido dolores en la espalda y los brazos.

Pero, a su juicio, el impacto emocional es más fuerte, para el cuidado. Se produce cuando se encariña con los pacientes y uno de ellos muere.

Para evitar las lesiones, Chiriboga señala que en el Hospital del Adulto Mayor hay talleres para capacitar a familiares y cuidadores especializados.

Primero se ayuda de forma directa a los pacientes con grado leve, para que aprendan técnicas de estimulación cognitiva y fortalezcan la memoria.

El fin es evitar que pierdan la independencia y puedan desarrollar sus actividades.

En casos moderados se incorpora a los familiares. Les enseñan los cuidados y educan en el manejo psicológico de los síntomas conductuales. También, cómo evitar la postración por la enfermedad.

Finalmente, intervienen los terapeutas de lenguaje y respiratorios . Enseñan a los parientes los diferentes tipos de alimentación para evitar atragantamientos y las neumonías por broncoaspiración.

A esas capacitaciones acude Paredes para ayudar a su madre Bertha. Allí aprendió a moverla porque el cuerpo de las personas con alzhéimer se vuelve rígido. Además, le enseñaron a evitar dejar objetos con los que la señora pueda tropezar y tener accidentes.