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Los productos «libres de azúcar» no son inocuos para una persona con diabetes Es fundamental que los pacientes analicen la cantidad de hidratos de carbono y derivados del azúcar que contienen estos productos antes de adquirirlos. Según los médicos, su ingesta excesiva podría generar descompensaciones. Janina Marcano A Tíbet Montaño (64) le diagnosticaron diabetes tipo 2 hace 10 años. Desde entonces, cuenta, intenta mantener una dieta baja en carbohidratos y azúcares. Cuando siente ansiedad de comer algo dulce, consume té helado 0% azúcar.
«No he probado con otros productos de ese tipo porque mi doctora me ha explicado que no son tan recomendables y que, incluso, provocan efectos peores que los del azúcar», cuenta Montaño.
Parece lógico que un producto identificado como «libre de azúcar» no tenga consecuencias para quienes padecen diabetes, enfermedad que actualmente sufre un millón 700 mil chilenos. Pero según especialistas, esto no sería del todo cierto. Por el contrario, consumir este tipo de alimentos sí afectaría los niveles de glicemia en la sangre de los pacientes diabéticos.
«Que algo diga que no tiene azúcar no quiere decir que no tenga carbohidratos y es su exceso lo que altera los niveles de azúcar en el cuerpo», dice a «El Mercurio» Andreina Millán, nutricionista del Centro de Diabetes Joslin de Boston, centro de investigación asociada a la Universidad de Harvard.
«El azúcar es apenas un solo tipo de hidrato de carbono que podría afectar al paciente», afirma Millán, quien explica que existen otros compuestos, como el almidón -usado comúnmente en la preparación de pasteles y galletas «libres de»-, que también son fuentes de carbohidratos.
«Y en el caso de los diabéticos, se busca controlar justamente la cantidad de hidratos de carbono en sus dietas», explica la nutricionista.
A partir de la entrada en vigencia de la Ley de Etiquetado, es muy común encontrar alimentos identificados como libres de azúcar con el sello «alto en calorías». Esto, debido a que contienen harina o grandes cantidades de grasa, explica la nutrióloga Jennifer Humphreys, jefa del centro de nutrición y diabetes de la Clínica Alemana.
«Puede que una galleta de avena sin azúcar tenga los mismos carbohidratos que una marraqueta. Por eso no es cuestión de ir al supermercado y comprar lo que sea. Esa es la razón por la cual muchos pacientes diabéticos no logran estabilizarse», afirma Humphreys.
Según un estudio realizado el 2016 por la compañía investigadora de mercado Nielsen, el 70% de los chilenos espera encontrar más productos con atributos específicos, como bajo o libre de azúcar.
Azúcar con otro nombre
Durante el proceso de industrialización, las empresas utilizan otras formas de azúcar para mantener el sabor dulce de los alimentos o para darles consistencia: glucosa, fructosa, maltodextrina o el jarabe de maíz son algunas de ellas. Así lo explica Margarita del Favero, nutricionista del Centro de Diabetes de la Clínica Las Condes, quien aclara que estas sustancias también podrían ser una fuente importante de calorías. De allí la importancia de leer el etiquetado.
«La glucosa es un producto de alto índice glicémico, lo que quiere decir que puede elevar rápidamente la glicemia. Al mismo tiempo, la fructosa (no natural) se ha vinculado con diversas patologías crónicas», explica Del Favero.
También existe otra gama de productos que incorporan los polioles o alcoholes del azúcar y que, según Francisco Pérez, bioquímico y miembro de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes, al ser derivados del azúcar, se transforman en glucosa cuando el cuerpo los metaboliza. Pérez explica que una forma sencilla de reconocerlos es a través de su terminación «ol».
«Son el xilitol, maltitol, lactitol o sorbitol. Normalmente están identificados con códigos o con letras muy pequeñas en las etiquetas y por eso no se distinguen. Si un diabético los consume en exceso, se genera un daño metabólico», asegura el especialista.
En el caso de adquirir este tipo productos, el doctor Pérez recomienda aquellos que son endulzados con edulcorantes libre de calorías, como la stevia o la sucralosa.
Para Del Favero, la mejor opción es tratar de evitarlos o consumirlos con moderación. Lo ideal sería obtener el azúcar natural de los alimentos en lugar de incorporarla de manera artificial, dice.
Según la especialista, esta es una de las claves para mantener el balance de azúcar en la sangre. «La recomendación también dependerá del objetivo que busca cada persona al momento de tener su control con un especialista», puntualiza.