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Desde este domingo y hasta el próximo será la 2º edición de la Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita, una iniciativa de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) para generar conciencia en la población y herramientas de acción para salvar más vidas. ¿De qué manera? Entrenando a las personas en Reanimación Cardiopulmonar Básica (RCP) y manejo del desfibrilador externo automático (DEA) para la atención temprana de la muerte súbita extra-hospitalaria.
Si bien, como su nombre lo indica, en estos casos la muerte ocurre naturalmente y de forma inesperada dentro de la primera hora del comienzo de los síntomas, existen consideraciones a tener en cuenta para saber cómo actuar frente a una situación de emergencia.
Las causas
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Las causas de la muerte súbita y el nivel de incidencia varían con la edad.
De acuerdo a estudios internacionales , en menores de 35 años que están haciendo actividad física se producen una o dos muertes súbitas por cada 100.000 personas, debidas mayormente a enfermedades congénitas del corazón.
En mayores de 40 años, en cambio, se produce una muerte súbita cada 18.000 personas que están realizando un deporte, especialmente a causa de isquemia coronaria y arritmias graves.
En el caso de los niños, se puede dar entre 1 y 6 chicos por cada 100 mil al año y, generalmente, se presenta en los pacientes pediátricos entre el nacimiento y los 18 años, aunque se puede extender hasta los 35.
Es una realidad, que no muchas veces se conoce, que las personas que sufren un paro cardíaco o una muerte súbita fuera del ámbito de un hospital tienen escasas chances de sobrevivir. Las estadísticas muestran tasas de supervivencia de tan solo el 5 al 10%. Esto es, en parte, por el poco uso de los DEAs. Son escasos los casos en donde las víctimas son desfibriladas antes de la llegada del servicio de emergencias médicas, siendo la tasa de uso de estos dispositivos cercana al 3%, según indicó Diego Iglesias, médico cardiólogo y prosecretario de la FCA.
Cada minuto es clave
Las posibilidades de sobrevida disminuyen un 10% por cada minuto que una víctima pasa sin recibir maniobras de reanimación. Además, es importante saber que una de las principales causas del paro cardíaco, la fibrilación ventricular, puede ser revertida por el uso temprano de un DEA.
Los DEAs son dispositivos automáticos para uso de personas no médicas, de muy fácil manejo, pero que requieren de un entrenamiento en su uso. En un caso de paro cardíaco, permiten mejorar las tasas de supervivencia y así ayudar a salvar una vida. Por esta razón, es vital que las víctimas puedan ser atendidas por los testigos del evento, mientras se espera la llegada del servicio de emergencias. En números, esto mejora las chances de sobrevida en un 40%, lo que casi triplica la posibilidad de que una persona que sufre un paro cardíaco salga con vida del hospital.
Estos datos son avalados por varios estudios que comparan los resultados en el tiempo, luego de su implementación. De hecho, una investigación sueca publicada este año, observó que la sobrevida de los paros cardíacos ocurridos fuera del hospital en el 2008 era del 5% y para el 2015 llegó al 20% luego de la implementación sistemática de estos programas.
¿Qué hacer ante señales de alerta? ¿Se puede prevenir?
A pesar de lo abrupto del proceso, los estudios indican que cinco de cada diez pacientes que sufrieron una muerte súbita tuvieron síntomas previos. Entre los signos de alerta podemos citar: desmayos repetidos, palpitaciones fuertes y dolores en el pecho. En relación al cuadro de muerte súbita en sí, la persona afectada se desploma, pierde la conciencia, deja de responder, de respirar normalmente y pierde el pulso.
Frente a este panorama, «Si alguien cae inconsciente, lo primero que hay que hacer es llamar al 107 o al número local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de RCP. Según se calcula, por cada minuto de demora en comenzar el procedimiento, se pierde un 10% de posibilidad de sobrevida y más allá de los 5 minutos, la probabilidad se reduce considerablemente», dijo Silvio Luis Aguilera, Director Médico de Vittal.
El profesional además indicó los pasos básicos a seguir para quienes nunca hayan practicado RCP:
Verificar que la escena sea segura para uno ante todo.
Asegurarse de que la víctima se encuentre sobre a una superficie firme.
Ver si la persona responde. Si no responde, llamar al servicio de emergencia.
Observar si respira con normalidad. Si no respira con normalidad, o no respira, colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima (adulta).
Poner una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima y, con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante (el ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto). Es importante tratar de hacerlo hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia. Si es posible y existe la disponibilidad, emplear un Desfibrilador Externo Automático (DEA).
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