El Observador /
Los restos de verduras, se pueden transformar al día siguiente en un puré, salsa para pasta o sopa. Si eran verduras al dente se pueden integrar a una tarta.
Si sobra algo de carne, pescado o pollo cocido, aprovecharlo para hacer croquetas, empanadas, rellenar zuccinis o zapallitos, o agregarlo a una ensalada para aportar proteínas. Rellenar canelones o armar una lasaña. Convertirlo en un strogonoff o carne a la cacerola.
Antes de tirar frutas que estén muy maduras preparar con ellas un postre: compotas, licuado, mermeladas o torta. O simplemente transformarlas en una salsa para helado, pasándola por la licuadora.
Aprovechar hasta la última gota en los tetra bricks, latas y envases de vidrio, añadiendo un poco de agua o caldo de verduras.
Los yogures se pueden utilizar para hacer vasitos con muesli, frutos secos, o con una cucharada de mermelada. También pueden usarse como salsa y aderezo para ensaladas.
Si se ventiló el queso en la heladera y se puso duro, rallarlo manualmente o en la procesadora y guardarlo en bolsitas en el freezer.
El pan del día anterior tiene mil y una vidas, se puede convertir en unos croutons para una ensalada, o sopa, o tostarlo para desayunar.
Si se hizo demasiada pasta o arroz apartar lo que no se vaya a comer (sin mezclar con la salsa o los condimentos) y usarlo para una ensalada o tortilla al otro día.
Si se están por pasar los tomates, pelarlos y saltearlos al wok en cubos, dejando una salsa a medio camino para la pasta, la pizza, las lentejas o las albóndigas.
Si sobra muzzarella u otro queso o fiambre, se pueden freezar y después utilizar para rellenar una empanada o tarta.
Si todos aprovecháramos al máximo los alimentos que compramos ahorraríamos como familia y cuidaríamos el sistema alimentario como sociedad.
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