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El decir “tengo el azúcar un poco alta” o tal vez “estoy empezando a padecer diabetes”, son frases que indican el inicio de una fuerte enfermedad pero que puede ser controlada por medio de un riguroso seguimiento médico.
La buena alimentación y la actividad física permanente son factores que permiten reducir el consumo de glucosa en la sangre y de esa manera, mejorar la calidad de vida en pacientes que sufren alteraciones de estos valores, así lo expresa el nutricionista Leonardo Bravo.
El especialista señala que la manera más sencilla para seguir un menú saludable consiste en agrupar los alimentos por rubros en una lista, separando las categorías de la siguiente manera: según el nivel de energía, carbohidratos, proteínas y grasas. De esta forma se podrá controlar con mayor facilidad el contenido de la comida que se ingiere y con ello, la cantidad de azúcar.
El papel que juega la glucosa en el organismo es fundamental, porque el cuerpo necesita azúcar en la sangre para la actividad física y mental. Pero como bien reza el dicho “ni muy muy, ni tan tan”. Los valores no deberían irse a los extremos, ni por debajo ni por arriba.
Aprendizaje
La nutrióloga Francia Goitía, graduada en la Universidad de Los Andes, asevera que en el país existe una educación alimentaria deficiente. “Si entendiéramos el valor real de la comida, reduciríamos los índices de enfermedades por la mala alimentación”, acota.
Goitía destaca que el comer los tres platos al día (desayuno, almuerzo y cena), da estabilidad metabólica que permitiría alcanzar una mejor calidad de vida y así prevenir futuros padecimientos.
Profesionales coinciden en que las personas deben efectuarse chequeos constantes, para evitar además enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, renales, oftalmológicas y neurológicas, asociadas a desórdenes metabólicos.