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Cuando se trata de frutas y más recientemente de vegetales, hay una tendencia a colocarlo todo en la licuadora y preparar un batido con todo aquello que sabemos es saludable, sin embargo, este hábito que crece en popularidad con la llegada de los jugos verdes y preparados detox deja al descubierto una serie de deficiencias que muy pocos saben y por eso, no comentan.
Las frutas y los vegetales pertenecen al temido grupo de los carbohidratos, macronutrientes esenciales para la captación de energía de rápida absorción y sensación de saciedad a lo largo de día. Dije temido, pues también hay una tendencia a castigar el contenido de azúcares presentes en estos alimentos, por aquello que el azúcar es el responsable de los elevados índices de sobrepeso y obesidad que experimenta el mundo entero y que son reseñados casi a diario en los medio y las redes sociales. Tengan en cuenta que no hay alimento malo por sí mismo, todo depende de la cantidad y la combinación que hagamos al momento de comerlo. Lo que no nos dicen, es que cuando se realiza un consumo adecuado de frutas, la fructosa (el azúcar más abundante de estos alimentos) es absorbida de manera sabia por el organismo, cuando pasa por los procesos vitales de masticación y deglución, aunado al contenido de fibra que hace funciones de administrador durante el metabolismo.
El hígado es el único órgano que puede metabolizar la fructosa en cantidades significativas. Cuando comemos la fruta entera, la fibra retarda la disponibilidad de azúcar en el torrente sanguíneo, enviándola al hígado lentamente y en pequeñas cantidades, sin sobrecargarlo. En contraste, cuando se bebe un gran vaso de jugo, una gran cantidad de azúcar se absorbe y se envía al hígado muy rápidamente, al igual que cuando se bebe una bebida muy azucarada como una gaseosa. La promesa detrás de un jugo verde es el aprovechamiento de las vitaminas y los minerales, sin embargo, ten en cuenta que vitaminas como la C son muy sensibles a la luz que la oxida en cuestión de minutos. De igual manera, toda la fibra que debería ser masticada, se rompe por el efecto de las cuchillas de la licuadora, por lo que su efecto retardante en la absorción de la fructosa y el gasto energético de la masticación resultan fuera de la ecuación.
Por otra parte, la cantidad de «verdes» queda sujeta a la discreción de quien lo prepara y si ya los preparaste alguna vez, sabes que la cantidad de kale, célery o pepino es muy poco significativa comparado con la cantidad de por ejemplo piña o la fruta que hayas decidido licuar. Aún no hemos evolucionado como para prescindir de la masticación como detonante del proceso digestivo. Todavía preservamos la capacidad de producir enzimas en nuestra saliva para iniciar el metabolismo y con un jugo esto prácticamente es inútil pues la deglución ocurre casi de manera inmediata y el cerebro no logra manejarse ante esto, por lo que produce más enzimas y envía mensajes al páncreas para producir insulina.
Otra promesa es la capacidad para desintoxicarte, como si nuestro cuerpo no pudiera hacerlo solito. La necesidad de desintoxicarse nace de la culpa que sobreviene al comer lo que sabemos que no es apropiado para nuestro cuerpo, en tal sentido, ¿qué tal si optamos por ajustar nuestro plan de alimentación para que en lugar de tener que desintoxicarnos, podamos proveer los nutrientes con la calidad que nuestros órganos necesitan? Disfruta del sabor de frutas y vegetales al natural, entrena el paladar y disfruta del tiempo libre masticando un bocado a la vez.