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La medicina tradicional, que utiliza hierbas y productos de origen animal para eliminar bloqueos en el cuerpo energético, es un gran negocio en China, Hong Kong y otros países con un gran porcentaje de población china.
La familia de Richard Eu lleva 138 años fabricando remedios caseros con caballito de mar, cola de venado y hongo de oruga, desde que su tatarabuelo empezó a vender remedios de medicina tradicional china a los mineros de estaño para intentar liberarlos de su dependencia al opio.
Ahora que la demanda de los consumidores más jóvenes se ha disparado con respecto a la de sus antepasados, su empresa, Eu Yan Sang, intenta modernizar la medicina tradicional china para mejorar el proceso de manufactura, empaquetado y elaboración de cápsulas, más cómodas para el consumo que los tradicionales brebajes caseros.
«En las últimas dos décadas, nuestros clientes eran madres jóvenes y personas mayores, pero, en los últimos años, los millennials se han convertido en nuestro mejor público», explica Eu en una entrevista realizada en el cuartel general de la empresa, en Hong Kong. «Las recetas de medicina tradicional tardan tiempo en elaborarse y hoy en día los jóvenes no tienen tiempo, por lo que decidimos hacer cápsulas», añade.
La medicina tradicional, que utiliza hierbas y productos de origen animal para eliminar bloqueos en el cuerpo energético, es un gran negocio en China, Hong Kong y otros países con un gran porcentaje de población china, como Singapur y Malasia.
El mercado de productos envasados en China continental ha pasado de los 6.400 millones de dólares registrados en 2011 a los 11.500 del año pasado, según la consultora Euromonitor.
Empresas como Eu Yan Sang y competidores como el grupo que cotiza en Hong Kong Beijing Tong Ren Tang y China Traditional Chinese Medicine Holdings, filial de la farmacéutica china Sinopharm, están llevando a cabo numerosas iniciativas para atraer a los consumidores más jóvenes.
En el pasado, los clientes que querían comprar una loción calmante para ayudar a sus bebés a dormir tenían que herbir una mezcla de insectos y hierbas durante una hora. Ahora, Eu Yan Sang, que cuenta con 190 tiendas repartidas por China, Hong Kong, Singapur y Malasia, comercializa el remedio en forma de bolsitas de te, que tardan solo dos minutos en prepararse.
Las empresas del sector han comenzado a elaborar productos populares, como el hongo de oruga, que favorece la vitalidad y la bilis de serpiente, que limpia los pulmones y el hígado, en formatos más cómodos, como bolsitas que contienen el polvo y frascos con cápsulas. Estos grupos también se están expandiendo a nuevos mercados más allá de Asia, desde Australia a EEUU, en su intento de sacar partido al creciente interés por los productos naturales y los estilos de vida alternativos.
Tong Ren Tang, conocido por su polvo de hongos Lingzhi, que se utiliza para tratar el insomnio y el asma, abrió cuatro tiendas en EEUU y Canadá el año pasado, y cuenta con puntos de distribución en Oriente Medio y Europa del Este.
Eu Yan Sang tiene un joint venture en Australia que opera una cadena de tiendas de alimentos saludables conocida como Healthy Life. Los fabricantes tradicionales han intentado mejorar sus procesos de producción y calidad para mejorar su imagen, después de los escándalos en los que se ha visto envuelto el sector en los últimos años, sobre todo en China. «En todos los sectores hay escándalos, pero nuestra reputación se ha visto dañada», reconoce Eu. «Las demandas de los actuales consumidores exigen un determinado nivel de calidad y, por supuesto, de seguridad», añade. Eu Yan Sang ha acelerado su proceso de modernización desde que la empresa, que antes cotizaba en Singapur, se privatizó el año pasado.
En su fábrica de Yuen Long al norte de Hong Kong, los ingredientes pasan por un proceso de supervisión y extracción supervisado por químicos que utilizan equipos de laboratorio similares a los de la industria farmacéutica. Justin Wu, catedrático de la Universidad china de Hong Kong que intenta integrar la medicina tradicional en la moderna asegura que las tecnologías están ayudando a la industria a entender mejor la medicina tradicional china. «Hemos conseguido extraer los compuestos activos de las hierbas chinas y, a través de las imágenes cerebrales, ahora tenemos un mejor entendimiento de cómo actúa la acupuntura «, explica Wu. No obstante, en su opinión es un error intentar reproducir el mismo tipo de pruebas rigurosas que caracterizan al sector farmacéutico.
«Algunas de las normas que regulan la medicina occidental no se pueden aplicar a la medicina tradicional china», opina. Por su parte, los médicos tradicionales como Alan Poon, que todavía desempeñan un papel importante en este sector sumamente dividido, creen que al pasar los tratamientos tradicionales a píldoras y cápsulas se corre el riesgo de perder la esencia y el equilibrio natural. «Hoy en día, las píldoras se han extendido porque la gente parece no tener tiempo, pero los ingredientes se absorben mejor si se cuecen de la forma tradicional» dice desde su antigua tienda de Hong Kong, donde todavía utiliza un ábaco para calcular las fórmulas médicas y las facturas.