El Universal /
En el mundo hay más tipos de drogas, están más disponibles y son más potentes, lo que aumenta el riesgo para la salud, mientras que el número de consumidores se mantiene estable, desde hace cinco años, en unos 250 millones de personas, un 5 por ciento de la población del planeta.
Este «florecimiento» del mercado de las drogas es el aspecto más destacado del Informe Mundial sobre Drogas 2017 de la ONU, difundido hoy en Viena, y en el que se cifra en 29,5 millones el número de personas con trastornos graves por el consumo de esas sustancias.
Solo una de cada seis personas que requiere tratamiento por estos trastornos recibe asistencia, la mayoría en los países desarrollados, critica el reporte.
«Ha aumentado la situación de riesgo para la salud por la diversificación y la potencia de nuevas sustancias», explicó Angela Me, coordinadora del informe, en una rueda de prensa en Viena.
La experta puso como ejemplo el fentanilo, un nuevo analgésico en polvo 50 veces más potente que la heroína y que ha causado numerosas sobredosis en EE.UU. en los últimos años.
«El mercado de las drogas continúa evolucionando y el número de sustancias sigue aumentando», agregó Me, quien explicó que la situación cambia a tanta velocidad que supone un desafío darle una respuesta legal al mismo ritmo.
También nuevas sustancias psicotrópicas que imitan a drogas tradicionales de origen vegetal, como los cannabinoides sintéticos, suponen un riesgo, porque son mucho más potentes y su composición puede ser especialmente nociva.
Entre 2009 y 2016 la ONU contabilizó 739 de estas sustancias, que aparecen y desaparecen con rapidez y cuyos componentes químicos varían mucho.
La ONU calcula que en 2015 hubo al menos 190.000 muertes en el mundo por uso de drogas, un cálculo muy conservador si se considera que solo en EE.UU. murieron ese año 52.400 personas por sobredosis.
El grupo de drogas más letales y dañinas son los opioides, como la heroína y sus análogos sintéticos, que causan, por sobredosis, la mayor parte de las muertes.
Su consumo con jeringuillas es además especialmente arriesgado porque pueden contraerse enfermedades como la hepatitis C o el Sida.
En 2016, la producción mundial de opio aumentó en un tercio en comparación con el año anterior, debido, sobre todo, al gran crecimiento de las plantaciones en Afganistán.
México es el tercer país por superficie de adormidera, con 26.100 hectáreas, y su producción ilegal abastece al mercado de EE.UU.
En cuanto a la cocaína, se ha producido un aumento de la producción, tráfico y consumo en el mundo, tanto en las regiones con mayor demanda, Europa y América del Norte, como en Asia, un mercado nuevo y creciente para esta droga.
«La fabricación mundial de clorhidrato puro de cocaína alcanzó las 1.125 toneladas en 2015, lo que representa un aumento general de 25 por ciento respecto a 2013», indica el reporte sobre la cantidad de cocaína pura manufacturada.
«Es cierto que la producción de cocaína ha aumentado, pero sigue siendo menor que hace diez años. Si se ve la tendencia a largo plazo, es positiva», matizó Angela Me.
La ONU se remite a datos de análisis de las aguas residuales en ciertas ciudades -detecta así ciertos compuestos químicos presentes en la droga- para indicar que el consumo de cocaína en Europa aumentó al menos un 30 por ciento entre 2011 y 2016.
«En general, el narcotráfico parece haber aumentado ligeramente en 2015, y los mercados de algunas drogas, especialmente cocaína y sustancias sintéticas, parecen estar prosperando», afirma el informe.
Ante una situación que los expertos de la ONU valoran de forma sombría, con pocos avances, Angela Me destacó como aspecto positivo la cooperación internacional y que nunca antes se había incautado tanta droga, que en el caso de la cocaína ascendió a 864 toneladas.
Sin embargo, esos decomisos también indican que el mercado de las drogas está al alza.
El informe apunta que el narcotráfico y el menudeo de drogas supone entre un quinto y un tercio de los ingresos de grandes grupos trasnacionales de crimen organizado.
También grupos terroristas como los talibán se benefician del negocio de las drogas, y la ONU estima que obtienen unos 200 millones de dólares, la mitad de sus ingresos, de tributos a la plantación o el tránsito del opio en Afganistán.
Entre las nuevas tendencias, que suponen un reto para la lucha contra el crimen, está el crecimiento de la venta de drogas en la red oscura («dark net») o internet profunda («deep web»), donde se preserva el anonimato de los participantes
«Las comunicaciones móviles ofrecen nuevas oportunidades a los traficantes, mientras que ‘la red oscura’ permite a los usuarios anónimamente comprar drogas y medicamentos con criptomonedas como el bitcoin», concluye la ONU.