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El herpes labial es una infección vírica causada por el virus herpes simple tipo 1 (VHS-1) y, con menor frecuencia, por el tipo 2 (VHS-2). La infección suele producirse en la infancia y puede reactivarse de forma espontánea o por un estímulo como el estrés, la luz solar, la menstruación, el frío, el daño tisular o la inmunosupresión.
Para prevenir hay que actuar sobre estos factores desencadenantes: reducir el estrés, cuidarse especialmente en los días de regla, abrigarse bien, dormir bien etc. También «hacer ejercicio de forma regular, utilizar fotoprotectores labiales y seguir una dieta sana y equilibrada puede prevenir o reducir el número de reactivaciones», explica Eva Gutiérrez, dermatóloga del Hospital Nisa 9 de Octubre, en Valencia. De hecho, la mala alimentación ayuda a que las defensas estén débiles y el herpes tenga más facilidad para brotar.
Conviene utilizar un bálsamo hidratante para impedir la resequedad de los labios, cambiar el cepillo de dientes con frecuencia y limpiar con agua hirviendo toallas u otros elementos que hayan entrado en contacto con anteriores herpes para evitar contagios después.
En el caso de que aparezcan varios episodios al año es posible hacer un tratamiento antiviral recomendado por el dermatólogo. Y, por supuesto, si aparece el herpes iniciar el tratamiento lo antes posible. Recomiendan aprender a detectar los síntomas del problema para acudir al médico cuanto antes y así acortar los brotes.
Cosméticos contra el herpes labial
Se puede recurrir a los cosméticos para mejorar el problema, si bien estos sirven para reparar la herida, pero no para la curación del virus.
«Los preparados comerciales con elementos como la vitamina E y el aceite de rosa mosqueta, favorecen la curación de las lesiones. En el mercado existen apósitos con un hidrocoloide que, además de ser cicatrizante, disminuye el riesgo de contagio y previene las sobreinfecciones», explica Gutiérrez.
Otros métodos caseros como la pasta de dientes «tienen dudosa efectividad en la curación del herpes labial», indica Gutiérrez. El frescor que produce alivia la sensación de quemazón, pero no es lo más recomendable. Sería mejor utilizar sales de cobre o zinc para ayudar a la cicatrización. Tampoco funcionarían para la curación la cera de abeja, el zumo de limón, la aplicación de bolsas de té y el aceite del árbol del té
Antivíricos, lo más eficaz
Para tratar, lo más eficaz son los tratamientos orales, especialmente aciclovir, valaciclovir o famciclovir. Aunque, según Gutiérrez, «los antivíricos orales sólo están indicados si las recurrencias son severas». Continúa explicando que «el tratamiento profiláctico o supresor está indicado en pacientes con más de seis episodios anuales».
Para brotes esporádicos, «se usa el aciclovir tópico, ya que es capaz de acortar la evolución y severidad de las lesiones, siempre que se inicie con el comienzo del hormigueo».
Se podría utilizar una crema antibiótica en la fase de costra para prevenir la sobreinfección bacteriana, pero hay que tener cuidado porque «su aplicación excesiva mantiene la lesión húmeda y retrasa su curación».
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Por Confirmado: MariGonz