La Nacion /
Con la llegada del frío se instala también el riesgo de sufrir intoxicaciones por monóxido de carbono. Las estufas, el calefón, el termotanque, el hogar a leña, la caldera, el brasero, las hornallas y las salamandras son fuentes domésticas de esa amenaza gaseosa, que en la ciudad alcanza todos los barrios.
El año pasado, hubo por lo menos 631 consultas en centros de salud porteños y las autoridades recomiendan extremar los cuidados.
Los menores de cinco años, los adultos mayores, las embarazadas, los fumadores y las personas con problemas cardíacos o respiratorios -como el asma- son los grupos vulnerables. Pero en una vivienda con un equipo de gas mal instalado o con una estufa o un brasero encendido durante la noche sin ventilación toda la familia está en riesgo.
«Es la intoxicación con mayor morbimortalidad en el mundo porque se subdiagnostica y se la confunde con otras patologías. La ciudad no está ajena a eso, ocurre por igual en todos los barrios. Es un problema que deja muchas secuelas, tanto neurológicas como cardiológicas. Es muy importante la prevención, mediante precauciones en las instalaciones y el control anual de todos los artefactos por un gasista matriculado», explica Silvia Cortese, médica toxicóloga del Hospital de Agudos Dr. Juan A. Fernández y del Ministerio de Salud porteño.
Con la llegada del frío se instala también el riesgo de sufrir intoxicaciones por monóxido de carbono. Foto: Archivo Actualmente, la fuente de intoxicación por monóxido de carbono «más importante» en la Capital es el calefón, afirma la especialista. «Están mal instalados, o las conexiones, tapadas. Y esto lo vemos en cualquier ámbito social», dice Cortese.
De acuerdo con los registros que recopiló LA NACION, además de los 162 casos atendidos en el sistema público y privado de la jurisdicción e incorporados al Boletín de Vigilancia Epidemiológica a diciembre del año pasado, los tres centros de información y asesoría toxicológica (CIAT) asistieron también 469 consultas presenciales y por teléfono: 35 en el Fernández, 260 en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y 174 en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde, donde funcionan los CIAT.
«Si bien es una intoxicación de denuncia obligatoria, creemos que hay un registro inferior al real. Probablemente los síntomas iniciales se confunden con otros diagnósticos y, muchas veces, en las guardias no se piensa en una intoxicación por monóxido de carbono», dice María Marta Nieto Gabarreto, jefa de toxicología del Elizalde.
El Ministerio de Salud informó que en el período 2010-2016 hubo 776 personas hospitalizadas por inhalar este gas venenoso.
En el sector privado, el 10% de los 2008 pacientes internados por una intoxicación entre junio de 2014 y julio de 2015 había estado expuesto a gases o humo en el domicilio. La mayoría había inhalado monóxido de carbono, de acuerdo con un estudio de Cortese y su equipo de Toximed Argentina.
El relevamiento aportó otro resultado para no subestimar el riesgo en esta época: el frío combinado con la falta de campañas de prevención aumenta más de 10 veces el número de afectados entre mayo, junio y julio.
«El gran simulador» El monóxido de carbono es un gas tóxico para la salud humana y animal. No tiene olor ni color. Tampoco irrita los ojos ni la nariz, lo que hace más difícil percibir su presencia. Además, se desplaza fácilmente por los ambientes. Se acumula por alguna falla en la combustión del gas natural, la nafta, la madera o el carbón que se usan para calefaccionar un ambiente o cocinar. El mal estado de los artefactos o su instalación defectuosa son la causa más común.
Al inhalarlo, el gas llega a los pulmones, y de ahí, a la sangre. Al unirse con la hemoglobina (el pigmento rojo de la sangre) forma una proteína que bloquea la entrada de más oxígeno y disminuye su llegada normal al corazón, el cerebro y el resto del cuerpo.
A mayor exposición, más graves son los efectos. Los síntomas son dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, pérdida de fuerza muscular, desmayos y convulsiones. La intoxicación puede inducir el coma y hasta provocar la muerte. Basta, para eso, la exposición durante una noche.
Hay varios factores que favorecen el subdiagnóstico de este problema de notificación obligatoria al sistema de vigilancia epidemiológica. La baja sospecha de parte del personal de la salud que recibe a los pacientes, la variabilidad de los síntomas y su similitud con los de otras enfermedades son los más mencionados por los especialistas. Es común, por ejemplo, confundir el malestar con un resfrío fuerte o con una intoxicación alimentaria.
«Por eso se lo conoce como el gran simulador: puede confundirse con cualquier otra patología», detalla Vanina Greco, responsable del Centro Nacional de Intoxicaciones, que funciona en el Hospital Nacional Dr. Alejandro Posadas. En las últimas semanas, ya atendieron varias consultas telefónicas. «Siempre preguntamos si había otras personas en el mismo ambiente, y si no fueron a una consulta pedimos que lo hagan -dice-. Que un grupo familiar comparta los síntomas es una característica que debe alentar la sospecha al momento de la atención.»
Ante los primeros síntomas, se recomienda abrir rápido puertas y ventanas para ventilar, salir del ambiente contaminado e ir al hospital más cercano. «El tratamiento adecuado evita complicaciones y secuelas, que pueden aparecer varias semanas después», indican desde el Ministerio de Salud porteño.
Greco insiste en no subestimar la exposición y que consulten todas las personas que compartieron el ambiente contaminado, aun con síntomas leves o confusos. «El riesgo -advierte- son las secuelas que pueden quedar después en los casos más graves o cuando la exposición al monóxido de carbono sea crónica. Porque si no se repara la fuente, la exposición continuará.»
Los diez «no» de la prevención Consejos de los especialistas y de las autoridades de control para evitar accidentes
Conductos de evacuación: NO utilizar el calefón o termotanque si no cuentan con su propio conducto de evacuación de gases, si éste está fuera de sitio, mal acoplado o desplazado
Percepción de explosiones: NO utilizar el calefón o el termotanque cuando se perciban pequeñas explosiones al usar el agua caliente
Ambientes prohibidos: NO instalar artefactos que no sean de tiro balanceado en el baño ni en dormitorios ni espacios no ventilados
Obstrucción de quemadores: NO permitir el desborde de líquidos o alimentos, ya que pueden obstruir los quemadores
Elementos combustibles: NO ubicar elementos combustibles (ropa, cortinas, muebles, etc.) cerca de las hornallas o de la estufa encendida
Lugares prohibidos: NO instalar termotanques ni calefones de tiro natural sobre piletas, cocinas o artefactos sanitarios
Equipos completos: NO retirar la tapa del calefón ni utilizar artefactos con faltantes o incompletos
Evitar las mangueras: NO conectar mediante manguera ningún artefacto de gas
Dispositivos de seguridad: NO anular los dispositivos de seguridad de los artefactos de gas
Gasistas matriculados: NO se debe contratar a gasistas que no sean matriculados
Silvia Cortese – Hospital Fernández «La fuente de monóxido de carbono más importante en la ciudad es el calefón. Están mal instalados, o las conexiones, tapadas»
Vanina Greco – Hospital Posadas «Se lo conoce como el gran simulador: puede confundirse con cualquier otra patología. Y si no se repara la fuente, la exposición continuará»
LA NACION Buenos Aires Medio ambiente