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Controversia sobre efectos de los endulzantes obliga a revisar la evidencia científica Aunque se sabe que son seguros y que ayudan a disminuir el consumo diario de calorías, se les acusa de que su ingesta exagerada podría aumentar el apetito por lo dulce y llevar a ganar kilos, además de elevar los niveles de insulina. Sebastián Urbina No es la primera vez. Desde que la sacarina fue acusada de producir cáncer en los años 80 -lo que luego se desvirtuó-, periódicamente los endulzantes artificiales han vivido momentos de gran polémica.
Hoy, la crítica apunta a que su consumo frecuente tiene un efecto paradójico y que hace ganar kilos de peso, aumenta los niveles de insulina, favorece la acumulación de grasa e incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Se trata de nueva evidencia que ha puesto en alerta a la autoridad de salud. Esto, porque la entrada en vigencia de la Ley de Etiquetado ha llevado a la industria de los alimentos a reemplazar sus contenidos de azúcar por endulzantes. Con esto, han aumentado los productos que los contienen y la probabilidad de consumir estas sustancias en mayores cantidades.
Por esta razón, el Ministerio de Salud (Minsal) se encuentra analizando los estudios que han aparecido y está evaluando los posibles riesgos para la salud, para entregar orientaciones sobre el tema.
Estudios contradictorios
«En la primera etapa de la Ley de Etiquetado nos enfocamos en algunos nutrientes como los azúcares, las grasas saturadas, el sodio y las calorías y dejamos pendientes los edulcorantes. Esto, a pesar de que la Organización Panamericana de la Salud en su propuesta nutricional también los incluye», explica la doctora Lorena Rodríguez, jefa del Departamento de Alimentos y Nutrición del Minsal.
La especialista participó en el simposio «Reducción del contenido de azúcar en alimentos: desde la evidencia a la acción», que se realizó ayer en la Universidad Tecnológica Metropolitana, con la asistencia de expertos nacionales y extranjeros.
En su opinión, aunque la evidencia científica apunta hacia el riesgo de aumentar el consumo de endulzantes, todavía los estudios son contradictorios. «Hay unos que apoyan su asociación con diabetes y obesidad, y otros que no», advierte.
Desde el punto de vista de la seguridad, «da lo mismo el edulcorante que se utilice, porque todos son seguros». Así lo afirma el doctor Francisco Pérez, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y también expositor en el encuentro. Pero es aconsejable, según dice, evitar el consumo de muchos productos con estos aditivos, ya que al ser bajos en calorías, el organismo busca equilibrar esto con otros alimentos más energéticos que pueden llevar a un aumento de peso.
Aquí, las conductas son importantes. Por ejemplo, es preocupante que un diabético le ponga un «chorrito» de endulzante al café en lugar de contar las gotitas. El doctor Pérez también destaca la calidad de la dieta, ya que es distinto consumir estos aditivos, comer saludable y hacer ejercicio, a comer chatarra y ser sedentario.
La doctora France Bellisle, de la Universidad de París 13, destacó en su intervención que al realizar una revisión de varios estudios se confirma que hay una disminución de peso en quienes usan endulzantes, porque disminuye la ingesta de calorías. «Incluso, se ve que quienes toman bebidas diet reducen su consumo de postres», señala.
Una opinión favorable al uso de estos aditivos tiene la doctora Susana Socolovsky, del Comité de Seguridad Mundial de los Alimentos de la FAO. «Estamos hablando de moléculas que pasan por pruebas muy estrictas y cuya aprobación puede tardar entre 10 y 12 años», dice.
Esto es así, porque son productos que van a estar en la casa, al alcance de un niño y, por esto, no puede revestir ningún peligro.
En todo caso, la especialista espera que la actual polémica sobre los endulzantes pueda zanjarse pronto. En ese sentido, el Codex Alimentarius de la FAO y la OMS tendría listo para 2020 un etiquetado universal para los alimentos, que protegerá adecuadamente la salud de los consumidores.
Apetito innato
El apetito por lo dulce es innato en los mamíferos, porque este les da las calorías para sobrevivir. Así lo dice France Bellisle, quien agrega que con el paso de los años este apetito se reduce, porque la persona necesita menos energía.