La Nacion /
Son las 12.30 del mediodía, terminaste una larga reunión y salís con un hambre voraz dispuesta a «comerte el mundo»: ¿cómo podés lograr que esa comilona no termine en culpa y dolor de panza?
Este tipo de situaciones son cada vez más comunes: horas sin comer que se traducen en grandes ingestas de alimentos que pueden afectar nuestra salud. ¿Cómo podemos evitarlas?
La nutricionista Carina Ringel (M.N.: 1917), especialista en trastornos de la conducta alimentaria, diferencia el trastorno por atracón de la comúnmente llamada comilona: «la primera es un desorden de la conducta alimentaria, al igual que la anorexia y la bulimia, y es una problemática psiquiátrica caracterizada por el consumo de una gran cantidad de alimentos en un corto período de tiempo. La segunda, en cambio, es cuando una persona consume más cantidad de alimentos que el hambre que se siente; puede ser consecuencia de tentaciones o de algún estado emocional».
Atracón versus comilona
¿Cómo se puede distinguir una comilona de un atracón?
«En una comilona, la persona tiene control sobre lo que come y sobre sus impulsos, mientras que el atracón busca calmar ansiedades y angustias a escondidas y sólo se detiene cuando se siente un terrible malestar físico», agrega la especialista.
Según el manual de psiquiatría internacional DSMV, los atracones se tienen que repetir al menos una vez por semana durante un mínimo de 3 meses. «Cuando una persona sufre un trastorno por atracón, la comida funciona como un tranquilizante de corta duración, ya que a los pocos minutos la sensación de tranquilidad es sustituida por culpa y frustración», aclara Ringel.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto, asegura que el 30% de las personas con sobrepeso y obesidad tienen, además, un trastorno por atracón asociado.
¿Cómo se trata un atracón?
Las últimas evidencias científicas muestran que los tratamientos más exitosos para tratar este tipo de trastornos son a través de equipos interdisciplinarios.
«Según estos datos de la OMS, 3 de cada 10 personas que piden un tratamiento para adelgazar sufren también de un desorden alimentario. Si no son bien diagnosticados, se les da una dieta restrictiva, cuando en realidad primero hay que abordar la problemática alimentaria en un dispositivo distinto, para luego, poderlo atender con un tratamiento de descenso de peso. De lo contrario, potenciaremos su trastorno por Atracón», asegura Ringel.
Consejos para evitar atracones y comilonas
¿Qué podemos hacer para no llegar a este tipo de situaciones?
En el caso específico de los atracones, es importante evitar hacer dieta. Es recomendable comer saludablemente las 4 comidas completas y agregar colaciones. Así, se evitará el hambre, disparador del atracón.
Cuando quieras comer algo muy rico pero poco saludable, consumilo en la porción justa y en un ambiente seguro (un bar, por ejemplo). Comelo despacio, en pequeños bocados, saborealo y concentrate en disfrutarlo.
No guardes alimentos que no puedas controlar
Diferenciá el hambre del comer por emociones.
Preguntáte: ¿tengo hambre? ¿hace cuánto hice mi última ingesta? ¿Vengo comiendo de menos? Si la respuesta es «no», posiblemente estés tentado o quieras comer por emociones.
Recordá cómo te sentís después de un atracón y pensá que, si comés por emoción, el cerebro seguirá asociando esto al comer, sosteniéndolo como un hábito.
Distrae tu mente con algunas técnicas: mandale un mensaje a alguna amiga preguntándole cómo le fue en su día, pensá una lista de nombres de flores o nombrá el abecedario de la Z a la A. Una vez lograda esta distracción, estarás en condiciones de tomar una decisión: ¿Comer descontroladamente o no comer?
Buscá alguna actividad alternativa al descontrol: salir a caminar, tomar un baño de inmersión, escuchar música, meditar o respirar.
¿Qué podemos hacer si salimos de una reunión con mucha hambre?
Según la nutricionista Mariela Clarke (M.N. 5254), una estrategia para paliar el hambre si se tiene una larga reunión es comer algún caramelo ácido durante la misma para «engañar» el apetito.
«Si se puede planificar, lo mejor es tener pensando que vas a comer al salir de la reunión. Cuando tenemos hambre no podemos pensar bien y lo que queremos es saciarnos rápido, y de esa forma solemos elegir alimentos ricos en grasas y calóricos. En caso de no poder planificarlo, podemos elegir algún caldo desgrasado o una gaseosa light, pedirle al mozo que no lleve pan a la mesa y comer primero una ensalada de entrada», asegura.
¿Un consejo extra?
La sensación de saciedad llega al cerebro a los 30 minutos de haber comido. Por eso es importante comer despacio, masticar bien y ¡no atolondrarse comiendo!
¿Cuáles son los alimentos saludables para picar entre comidas?
¡Tomá nota, que esto si se puede!
Frutas secas: nueces, almendras, avellanas o castañas de caju (son calóricas pero tienen grasas «buenas», por eso se recomiendan)
Vegetales: pueden ser bastoncitos de zanahoria, tomates cherry, apio o palmitos.
Frutas: todas son bienvenidas. Si preferís comer bananas o uvas, moderá la cantidad porque son las más calóricas.
Surimi, una proteína de pescado elaborada con carnes finas de especies patagónicas
Gelatina, con o sin frutas
LA NACION Sociedad Alimentación saludable