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La Organización Mundial de la Salud define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud, situación que en los niños, denominado como obesidad infantil, se ha constituido como uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. De acuerdo con este organismo internacional, los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir con esta tendencia en la edad adulta, por lo que tienen mayores posibilidades de padecer a edades tempranas de enfermedades crónicas, como diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Para determinar si un menor tiene o no obesidad, es importante tener en cuenta el estado de crecimiento del niño. No se puede tener una talla o un peso establecido, esto depende de la edad, el paciente se compara con una «curva predeterminada de la población de normalidad» para establecer las desviaciones que presente el infante de manera anormal. Por ejemplo, si el niño se encuentra dos «desviaciones estándar», que es el peso por encima de la que se considera normal, se entiende que el paciente tiene obesidad. Cada población debe tener esa curva de normalidad que se estipula con base en estudios realizados en la población infantil.
Puede ser genético El doctor Jorge Castillo, endocrinólogo y líder científico del Programa de Nutrición de Bodytech, explica que entre los factores a los que se le atribuyen el sobrepeso y la obesidad infantil están la genética, la cual no es prevenible pero si tratable y el bajo peso de los menores al nacer, lo que ocasiona que las madres en el afán de recuperar rápidamente el peso de sus hijos acudan a dietas hipercalóricas, altas en calorías con un aporte energético mayor del que necesita un individuo, las cuales terminan por producir obesidad.
También los malos hábitos nutricionales presentes en la actualidad, en donde los menores tienen mayor acceso a alimentos de alta densidad calórica, es decir que en poca cantidad almacenan muchas calorías y una cultura sedentaria, pues muchas veces patrocinada por los mismos padres, quienes no realizan actividad física por falta de tiempo o dedicación a sus trabajos.
A nivel mundial se trabaja constantemente en la lucha contra esta tendencia que golpea a las nuevas generaciones. Para transformar positivamente la vida de los niños, especialmente la de aquellos que padecen sobrepeso u obesidad, es importante guiarlos a descubrir una pasión y hábitos por el ejercicio y la alimentación sana. Además de potencializar sus habilidades motrices, la actividad física desarrolla el nivel cognitivo y social de los menores, lo cual les permite un mejor desempeño físico, un relacionamiento asertivo, una autoestima fortalecida y herramientas que los llevan a tener un mayor conocimiento para ser niños sociales, alegres y divertidos, afirma Carolina Díaz, fisioterapeuta de Bodytech Active Kids.
Para ellos
Castillo comparte algunas de las acciones que permiten prevenir y tratar el sobrepeso o la obesidad infantil, eso sí, siempre de la mano de sus padres que son los responsables de la alimentación de sus hijos:
– Se debe inculcar en ellos hábitos saludables, consumiendo más proteínas, verduras y frutas, y eliminando la ingesta de azúcares simples y harinas.
– Implementación de la actividad física a través del ejercicio, una iniciativa que debería darse en los mismos colegios, debido a que no se incluyen materias que hablen de nutrición y el tiempo para las clases de deportes son muy limitados.