El Observador / Por Lic. en Nutrición Lucía Alba
Como es bien sabido, en el mundo de la alimentación los mitos abundan, y es parte del rol del nutricionista desmentir aquellos que son falsos y que condicionan la conducta de las personas sin ningún tipo de razón correctamente fundada.
Son falacias que suelen escucharse en el gimnasio, en el club, en la sala de espera de una clínica, leerse en las redes o incluso revistas no científicas y que son ampliamente difundidas y seguidas por quienes creen fervorosamente en ellas. Lo peligroso del tema es que, en ocasiones, el hecho de creer este tipo de mitos da lugar a que la persona modifique hábitos, se prive de ciertas cosas e incluso perjudique su salud.
Uno de los mitos más escuchados es aquel que asegura que ingerir frutas luego de las comidas «engorda». La aparente justificación sería que se produciría una supuesta fermentación de la misma en el estómago, produciendo azúcar en exceso como producto de la misma, que el organismo almacenaría en forma de grasas.
Esta creencia está muy lejos de la realidad ya que no tiene ningún tipo de evidencia científica sólida. La fruta siempre tiene las mismas calorías , se consuma antes, durante o después de una comida. Tanto la fruta como cualquier otro alimento «engordan» cuando se consumen en exceso y se sobrepasa el requerimiento calórico diario. Asimismo, este exceso debe ser sostenido en el tiempo para que se vea reflejado en un aumento de peso corporal. Probablemente, si un día se consumen más calorías de la cuenta no se llegue a percibir ningún tipo de efecto en la balanza.
Por el contrario, los beneficios de consumir frutas y verduras son ampliamente conocidos, y uno de ellos es su poder saciante, producto de su elevado contenido en fibra, que genera una alerta al cerebro de que se ha comido suficiente y no se necesita más, contribuyendo a reducir la ingesta y, por ende, a controlar el peso corporal. La fibra, además, reduce el índice glicémico del alimento, lo cual hace que el incremento de glucosa sanguínea sea más lento, por lo que la fruta puede ser consumida también por personas con diabetes. Las vitaminas, minerales y compuestos antioxidantes que contienen son otros de sus tantos beneficios. Por todo esto y mucho más es que la fruta luego de la comida es una buena opción cuando nos hemos quedado con hambre o con ganas de un bocado dulce como broche de oro.
Es importante prestar atención en dónde escuchamos estos mitos y quién los transmite. Y siempre procurar consultar a un profesional preparado antes de tomar decisiones respecto a algo tan importante como nuestra alimentación y salud.
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