El Observador / Así lo publican nuevas guías de los Estados Unidos, según las cuales la clave para la reducción de estos factores sería la planificación de las comidas y el desayuno habitual. De acuerdo con la Asociación Estadounidense del Corazón ir reduciendo la cantidad de calorías consumidas a lo largo del día, contribuiría también a la prevención de infartos, accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones cardíacas o vasculares.
Marie-Pierre St-Onge, responsable del equipo que redactó las guías e investigadora del Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York resaltó la importancia de tener en cuenta cuándo se come y qué se come. En los últimos años ha habido un cambio muy grande de hábitos, donde el desayuno se deja cada vez más de lado y se consumen más snacks durante el día, omitiendo muchas veces las comidas principales.
Se ha demostrado que las personas que se saltean el desayuno están más expuestas a sufrir de obesidad, malnutrición, diabetes o niveles elevados de glucosa sanguínea. Aparentemente, esto se daría por una alteración en el reloj biológico del organismo.
Parece ser que los azúcares en la noche no son procesados con la misma eficiencia que durante el día, lo cual ha sido demostrado mediante diversos estudios realizados en trabajadores nocturnos, quienes presentan un mayor riesgo de obesidad y enfermedad cardíaca al ser comparados con los trabajadores diurnos.
De acuerdo con estas guías, se debe seguir una dieta saludable, sin omisión de comidas, rica en frutas y verduras, granos integrales, productos lácteos descremados, pollo y pescado. Al mismo tiempo recomiendan reducir el consumo de carnes rojas, sal y productos con azúcar agregada.
Para leer más sobre nutrición y vida saludable, ir a comermejor.com.uy