El Comercio / Así como los colores consiguen modificar el estado de ánimo de las personas , también pueden influir en su decisión a la hora de comer.
Las personas, según los chefs Amparo Montenegro y Gabriel Rosales , seleccionan productos con colores vivos para alimentarse, pues los relacionan con una dieta óptima y saludable.
Es por eso que los expertos en gastronomía nutritiva elaboran platillos con productos con tonos rojo, verde, naranja, amarillo.
«Los colores juegan un papel importante a la hora de comer. Nadie va a ingerir lechugas marchitadas o tomates que estén negros», afirmó Rosales.
Los alimentos con tonos grises, precisamente, generan rechazo para quien los prueba. Lo mismo sucede con el color azul. Esto se dio a conocer gracias a una investigación de la Universidad de Cornell titulada ‘Los peligros de los platos grandes: cintura, residuos y cartera’, difundida en junio.
¿La razón? Al no haber casi ningún alimento azul que se ingiera habitualmente, es muy difícil que algo de ese color resulte atractivo para el cerebro.
La explicación que dio el médico ‘antiaging’ Rubén Mühlberger a Inbofae, portal que se hizo eco del estudio, es que «el color es un efecto de luz, que cuando llega a los ojos transmite el tono de un modo positivo o negativo». De allí la importancia de utilizar productos con tonos llamativos para despertar el apetito, sobre todo, en los niños y adolescentes.
Eso, precisamente, se aprecia en la gastronomía nacional. Un cebiche de pescado, por ejemplo, contiene alimentos con tonos rosa, verde, rojo. «Hay tantos productos en el país y tan variados que nos permiten fusionarlos y crear platos atractivos para el cerebro», cuenta Rosales.
No obstante, el azul, plasmado en platos y en cubiertos podría ser un plus para beneficiar la dieta, ya que según el estudio hasta las paredes del comedor deberían ser de ese color para controlar el hambre.
Para estimular el apetito los chefs se valen de productos con tonos fuertes como el rojo. «Cuando vemos ese color lo relacionamos con un manjar «, aseguró la chef Montenegro.
De ese color, precisamente, son las fresas, la corteza de las manzanas, las claudias , las cerezas o los tomates.
El ser humano también relaciona al color rojo con el calor. Es por eso que cadenas de comida rápida han utilizado ese tono, ya sea en los productos o en su infraestructura para invitar a los comensales a degustar sus mejores platillos.
El amarillo, según la psicología del color, transmite sensación de energía. En este espectro están los plátanos, la piña, los limones, pimientos. Esa atribución de energía se debe, según la nutrióloga Jeanette Heredia , a la gran cantidad de hidratos de carbono que poseen en su estructura química.
El tono naranja, según Montenegro, brinda una sensación de bienestar, mientras que el verde está asociado con la salud . Productos verdes como la acelga , el brócoli, la col, las espinacas, precisamente, contienen vitaminas, minerales y fibra alimentaria, necesaria para el correcto funcionamiento del organismo .
El blanco, en cambio, transmite una sensación de limpieza y paz. Es por eso que en muchos restaurantes se ofrecen los productos en vajilla de ese tono.
Sin embargo, aclara Montenegro, la tendencia actual promueve el uso de platos con colores fuertes, así como el azul en flores secas para adornar el plato.
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