Confirmado / Según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), perteneciente al grupo de investigación «Análisis y prevención del ciberacoso-Cyberbullying-OUT», las víctimas de ciberacoso y sus agresores sufren de estrés, en distintos niveles.
El estudio, pionero en su campo, ha analizado cambios en el perfil de liberación de cortisol (hormona asociada al estrés) según los diferentes roles implicados en esta dificultad. Lo han hecho gracias a un trabajo ejecutado con más 60 alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachiller. El grupo, conformado por psicólogos, psicopedagogos y sociólogos, ha hallado evidencias empíricas sobre cómo las cibervíctimas y los ciberagresores presentan perfiles de liberación de cortisol diferentes.
Joaquín González-Cabrera, director del departamento de Psicología de la Educación y Psicobiología de la UNIR e investigador principal del grupo Cyberbullying-OUT, expone que el estrés al que se someten acosadores y acosados, «puede suponer cambios en el eje hipotalámico-hipofisiario- adrenal; es decir, a nivel biológico y estructural, según la violencia se ejerza o se padezca activamente».
Acota que estos resultados evidencian «que una nueva problemática se suma a todo el conjunto de daños ya conocidos que se producen cuando una persona es maltratada en el tiempo».
La punta del iceberg
Se espera que desde 23 al 25 de junio los especialistas presenten en el 4th International Congress of Educational Sciences and Development, en Santiago de Compostela (España), los resultados de otros trabajos efectuados por el grupo. En específico, se centrarán en un estudio hecho con más de 2.500 alumnos de ESO y Bachiller de siete centros de distintas comunidades, que revela una prevalencia general cercana al 20% en los casos de cibervíctimas ocasionales y del 10% en cibervíctimas graves.
Asimismo, darán a conocer la problemática existente en diversos centros de España, donde la concurrencia del ciberacoso «es cada vez mayor», posiblemente debido a que «hoy en día estamos más sensibilizados con dicha problemática y la conocemos mejor, por lo que es natural que se hable más de ella», acota González; aunque aclara que aún muchas personas desconocen la profundidad del tema. «Se sabe que el ciberacoso está ahí, pero solo conocen la punta del iceberg», agrega.
Por otro lado, González opina que el hecho de que los menores usen el móvil a edades cada vez más tempranas puede repercutir directamente en el aumento de este fenómeno «debido al mal uso» de estas tecnologías y a la «falta de madurez para utilizarlas».
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