La pérdida repentina o violenta de un ser querido, haber presenciado la guerra, un accidente, fenómeno natural desastroso, haber sido víctima de abuso sexual o físico, u algún otro evento puede ocasionar los que se conoce como trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés). Se trata de una enfermedad caracterizada por ‘flash backs’, dificultad para dormir o pesadillas, sentimientos de soledad, explosiones de ira, sentimientos de preocupación, tristeza, culpa, temor y estrés excesivo, tras haber afrontado un evento donde la vida propia o, la de un ser querido se haya visto en peligro.
Proyecto Adelante, es una iniciativa financiada por el Instituto Nacional de la Salud, dirigido a ofrecer tratamientos libre de costo a personas que han atravesado por momentos traumáticos. A estos se les ayuda a trabajar con las reacciones que comúnmente se desarrollan tras un evento de este tipo.
«Este proyecto lleva varios años y trabaja por fases. Se comienza con una entrevista, realizada por estudiantes graduados de psicología clínica para determinar si los entrevistados son o no elegibles para recibir el tratamiento. Una vez el participante es elegido pasa por un proceso de evaluación dónde se determina si cumple con los criterios necesarios. Entonces pasa a la fase de intervención donde se asigna un tratamiento por parte de un psicólogo clínico especializado en el manejo de trauma», explicó Adriana Obén, doctora en psicología clínica y terapeuta del proyecto.Un ejemplo del trabajo realizado por esta iniciativa, es el caso de Ana Díaz (como hemos decidido llamarle para su protección). Fue en el último trimestre del 2008, mientras se encontraba en su lugar de trabajo, cuando recibió la fatídica llamada que anunciaba la muerte de su hijo más pequeño (26 años) y el más apegado a ella. Ese momento representó para esta mujer una tempestad, sintió que su mundo se desplomó y, que ese día interminable marcó el resto de vida hasta que acudió a la ayuda de Adelante. «Durante mucho tiempo anduve desanimada, reviviendo a cada instante los hechos de ese día… desde que dieron la noticia, hasta cuando mi hija identificó el cadáver de su hermano», recordó Díaz, quien sentía que solo por fe era capaz de levantarse de la cama.
«No digo que lo he olvidado. Pero he aprendido a vivir con el problema. Hoy me siento diferente en un 100 por ciento», compartió la mujer, quien se encontraba en la oficina de su médico primario cuando conoció del programa y su condición. «Las personas que pasan por diversos eventos de este tipo, de repente tienen cambios en su manera de pensar. Comienzan a tener creencias y pensamientos negativos, tanto de quienes le rodean como de ellos mismos. Se ven como personas débiles, incapaces de manejar su día a día. Ven el mundo como algo peligroso y comienzan a alejarse», precisó la doctora Obén.
«Tengo muchos pacientes que han dejado sus trabajos y han cambiado de hogar porque cada vez el espacio se hace más pequeño. También, se alejan de la vida social y de otras personas que aman; se encierran en ellos mismos porque, obviamente, el evento cambió su vida por completo. Y comienzan a estar intranquilos, nerviosos, tienen problemas de concentración y problemas conciliando el sueño y hasta pesadillas. Enfrentan una lucha constante por alejarse de cualquier persona o actividad que le recuerde el evento», añadió.
Los tratamientos para la condición de estrés postraumático en Adelante, no conllevan ningún tipo de fármaco. Consisten de terapias habladas e individualizadas con duración de 90 minutos semanales por periodo de tres a cuatro meses. En adición a la identificación de materiales, diseño de estrategias y ejercicios, exponen al participante de manera gradual a sus temores para que puedan alcanzar su recuperación. En el caso de Ana, Obén mencionó que, durante el periodo que trabajaron juntas, la participante logró superar muchos de esto. «Para que tengas una idea, ella misma había solicitado que la removieran del área de trabajo donde recibió la noticia, porque estar en ese lugar le hacía revivir ese momento y le provocaba ansiedad. Durante las terapias ella misma solicitó que la devolvieran a su área de trabajo original. También, ha aprendido a hablar del suceso tranquilamente y, poco a poco, lo ha enfrentado y ha vuelto a tener una vida normal. Recuperó los ánimos para cuidar de su persona, maquillarse, verse animada y compartir».
La doctora destacó además, que como parte del proceso (gradual) de recuperación, en ocasiones se ofrece una terapia familiar, ya que la familia juega un papel importante en términos de apoyo. Y, exhortó a que todas aquellas personas que han atravesado por una situación que les esté afectando en su diario vivir busquen ayuda. «Estos eventos surgen de manera inesperada, pero cuando se conoce la condición y se sabe que hay alternativas de tratamiento lo importante es moverse rápido en la dirección correcta», puntualizó Obén.
Adelante está localizado en Plaza Universidad, Torre sur, piso M (frente a Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras) y cuenta con espacios limitados de hasta 100 participantes durante la duración del proyecto. Para información puede comunicarse al 787.639.7225.
Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.