¿Cuándo hacérsela?
Debe efectuarse anualmente a partir de los 35 años de edad. Si hay antecedentes familiares de cáncer o atipias mamarias, a partir de los 30. No hay un momento ideal del mes en el que los tejidos se observen mejor o peor a efectos del estudio, pero en términos de sensibilidad, es más cómodo hacérsela una semana después de la menstruación. «Es una etapa del ciclo en el que la mama está menos congestiva que en la fase premenstrual, por ejemplo, cuando posiblemente la compresión que conlleva resulte un poco más incómoda», explica la radióloga JemcyJahon.
¿Qué preparación se requiere?
La mujer debe acudir sin haberse aplicado talco, crema o desodorante, ya que partículas de estos productos pueden confundirse con microcalcificaciones y, por ende, alterar el resultado real. Conviene llevar cualquier otro estudio mamario y proveer al técnico o al radiólogo de información de interés, como el uso de terapias hormonales, embarazos, cirugías previas, tatuajes o verrugas en la zona, antecedentes familiares de cáncer y fecha de la última menstruación. Si hay prótesis mamarias, dependiendo de su posición puede ser más difícil visualizar la totalidad de la mama. «Si está detrás del músculo pectoral, la visibilidad se puede reducir hasta en 9%. Si está adelante, de 30% a 40%. En ese caso hacemos el doble de placas: unas que incluyen las prótesis, donde se revisa su estado, y otras en las que el técnico hace maniobras para apartar el implante y poder evaluar mejor los tejidos mamarios».
¿Puede hacerse durante el embarazo o la lactancia?
La mamografía es un estudio que implica el uso de rayos X. Aunque la cantidad de radiación es baja, preferiblemente no debería hacerse durante la gestación. «En casos en los que haya una indicación clínica, se recomienda recurrir primero al ultrasonido, pero si hay una lesión sospechosa que requiera una mamografía, se puede usar un peto plomado para proteger al feto. Si ya dio a luz, preferimos esperar hasta dos meses después de que se suspenda la lactancia, porque en esa etapa la mama está más congestiva y por las condiciones del tejido glandular es más difícil distinguir ciertas cosas», dice Jahon. De ser necesario, se recomendaría un eco durante la lactancia, pero si es urgente por una lesión sospechosa, pudiendo ser maligna, con una mamografía podría detectarse.
¿Y si me duele?
Para la experta, hay que perder el miedo al dolor. «La mamografía ciertamente requiere una compresión vigorosa, mas no dolorosa», señala. «De hecho, las paletas de compresión modernas están diseñadas para que esa presión sea mejor tolerada. También influye el manejo del técnico, que debe ser sutil y no brusco. Pero más que miedo al dolor, miedo habría que tener a no hacerse la mamografía, miedo a no recibir un diagnóstico precoz. Se calcula que 95% de las mujeres con cáncer de mama, a las que se les detectan en estadio 0 o 1, que son los más tempranos, tienen una sobrevida que supera los diez años. Este no es un cáncer que se pueda prevenir con un estilo de vida en particular, sino que está muy ligado con la genética y la vigilancia. Por eso es tan importante evaluarse».