ONTARIO, CANADÁ (06/SEP/2015).- La fructosa no representa ningún problema para la salud, a menos que se consuma en exceso. «El producto no es el problema; es el no medirse en el sobreconsumo de calorías», aseguró el experto de la Universidad MacMaster de Ontario, Canadá, John Sievenpiper.
Detalló que el problema son las calorías en ese endulzante, y no el endulzante como tal. «La solución no es simplemente reemplazar fructosa con almidón, glucosa u otro tipo de azúcares, porque el resultado no es diferente. No importa que tipo de endulzante sea, el problema es cuando se consume en exceso».
El experto -que estuvo en México con motivo del seminario Evidencia Actual en Edulcorantes y Salud que se llevó a cabo en el Hospital Español- destacó que su preocupación con todo este tema tiene que ver con lo que las empresas hacen en torno a los mitos que se construyen sobre los alimentos.
Por ejemplo, dijo, cuando se habló de que la grasa era mala, se empezaron a crear comidas bajas en grasa, y la gente pensó que eso era más saludable. Empero, se les empezó a adicionar más azúcar y almidones, lo que resultaba en la misma cantidad de calorías, aunque hubiera menos grasa.
«La gente pensó: Si tiene menos grasa puedo comer más, porque es más saludable. Lo preocupante es entonces que si la fructosa se reemplaza con otro tipo de productos, la gente piense que va a existir una ventaja real. La consecuencia de esto es que las personas piensen que son más saludables y entonces consuman más», expuso.
Hoy, en que se buscan respuestas para problemas como el sobrepeso y la obesidad, tenemos que saber que sus soluciones son multifactoriales, subrayó.
Están por supuesto el dejar de consumir calorías en exceso, la falta de actividad física, evitar el cigarrillo y otros factores que conforman el «estilo de vida», como el estrés e incluso la carga genética.
No obstante, dijo Sievenpiper, la tendencia es ofrecer un enfoque reduccionista que ponga al endulzante, y en particular a la fructosa, como responsable.
A quienes están involucrados en políticas destinadas a alentar el consumo de ciertos alimentos y llamar a la gente a consumirlos, los invitó a «enfocarse en la evidencia con mucho más cuidado», como lo hacen con fármacos, drogas u otras cuestiones de prescripción médica.
«Si aplican ese mismo marco de investigación, se darán cuenta -como nosotros ya lo hicimos- que el azúcar como tal no es el problema. Tiene un papel que jugar en el problema, no lo niego, pero es sólo uno de varios factores. El problema real es el consumo en exceso».
El asunto, destacó, es reducir el consumo de alimentos altos en calorías y con pocos nutrientes.
Resaltó que el ser humano no necesita el azúcar . Puede vivir una vida totalmente normal sin ella dado que no es un nutriente esencial. «Lo que les diría es que el azúcar puede ser una forma importante de ayudar a que la gente coman más fibra, porque pueden comer más fruta».
De hecho, dijo, puede ayudarles a ser más sanos. Por supuesto, si la comen en exceso o toman muchas bebidas endulzadas, pasteles, panes, y otros alimentos altos en calorías y bajos en nutrientes, eso es un problema.
Pero, abundó el experto, hay cereales, por ejemplo, que necesitan un poco de azúcar para que la gente se lo coma, porque de lo contrario no lo hace. Es como los vegetales, que nos saben mejor con un poquito de sal, ejemplificó.
El también coautor de la obra «Evidencia actual en edulcorantes y salud. Revisión de la Literatura Científica», dijo al público en general que las dietas fallan. «La pérdida de peso de manera exitosa siempre tiene que ver con muchos factores», y así lo demuestran las pruebas.
«Se necesita un trabajo en equipo: un nutriólogo, un médico, un psicólogo y alguien que pueda dar seguimiento a los entrenamientos físicos. Estos son los pacientes con más éxito», enfatizó.