Tanto en la vida cotidiana como en las temporadas vacacionales o fines de semana, en los que las personas se exponen al astro rey, se deben tomar medidas para preservar la epidermis de una inadecuada exposición solar, ya que aunque ésta aporta vitamina D, necesaria para la salud de los huesos, además de mejorar el estado anímico, también puede producir envejecimiento y es un factor de riesgo para el cáncer de piel.
Quienes se exponen al sol diariamente, sobre todo en el horario de entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde, deben emplear protector o bloqueador solar.
Otra buena opción, para quienes trabajan en oficinas y apenas enfrentan los rayos de luz cuando van o salen del trabajo, es recurrir a cosméticos con factor de protección solar y principios restauradores de la piel. El sol emite dos tipos de rayos ultravioletas (RUV) que dañan la piel, los UVA y UVB. Los segundos se incrementan en el horario ya citado y los UVA son altos durante todo el día, incluso a las ocho de la mañana o a las seis de la tarde, y durante todo el año.
Aunque todas las personas requieren protección, deben tener especial cuidado aquellas de tez muy blanca, niños (los bebés deben tener la autorización y recomendaciones de su pediatra), individuos con antecedentes familiares de melanoma.
En estos casos, se deben emplear productos de amplio espectro, reaplicar adecuadamente durante la exposición al sol y realizar medidas complementarias como colocarse bajo techo, colocarse ropa que cubra la piel (al contrario de lo que se cree, la vestimenta blanca aunque es más fresca, protege menos que la oscura), usar lentes de sol y sombreros de ala ancha (10 cms o más) y evitar la franja horaria más riesgosa ya indicada. También deben huir del sol o al menos consultar con su médico quienes toman medicamentos que producen fotosensibilización (diuréticos, remedios para controlar la presión arterial, psicofármacos, antibióticos) que sensibilizan la piel, ya que se pueden producir manchas; personas con herpes, que posean muchos lunares, pacientes que han recibido radioterapia o con alguna infección activa en la piel, entre algunas contraindicaciones.
¿Protector o bloqueador? De acuerdo a la American Melanoma Foundation (AMF), citada en el portal www.livestrong.com, los protectores solares contienen químicos que absorben la radiación ultra violeta y reducen la cantidad de rayos que llegan a la piel. Mientras, los bloqueadores contienen partículas físicas (esencialmente compuestos metálicos que evitan que la radiación UV llegue a la piel.
«Los protectores suelen ser transparentes e invisibles al aplicarlos, mientras que los bloqueadores son más espesos, permanecen visibles al aplicarlos y son más difíciles de enjuagar que los protectores», añaden. Los productos para la protección solar deben proteger tanto contra la radiación UVA como UVB, mientras su factor sea más alto, más tiempo se puede permanecer en el sol, volviéndolos a colocar en forma oportuna según se indique en el envase.
Según la AMF, los bloqueadores solares proporcionan más protección contra la radiación UV que los protectores, pero los bloqueadores no se miden en unidades FPS. Los bloqueadores protegen la piel tanto de los rayos UVA como UVB. Los protectores protegen contra los rayos UVB, pero no todos ofrecen protección contra la radiación UVA, por lo que es necesario estar atentos al etiquetado y verificar que lo que está adquiriendo disponga de ambas protecciones.
Otra diferencia entre ambos productos es que los protectores, para garantizar su efectividad, deben colocarse 30 minutos antes de salir al sol, mientras que los bloqueadores se pueden emplear inmediatamente antes de la exposición al astro rey. La American Melanoma Foundation (AMF), recomienda el bloqueador para personas muy sensibles al sol, pero como estos no indican el FPS, igualmente debe ser cauto en el tiempo que permanezca bajo radiación.
Hay presentaciones en gel, cremas o lociones de cosméticos para esta función, pero es más bien una cuestión de textura que de calidad, aunque las personas con piel grasa les convenga más los geles o lociones. Además de los productos, conviene también cumplir algunas pautas para lograr un buen bronceado como hacerlo en forma progresiva, evitar sobre todo las horas del mediodía, exfoliar la piel antes de someterla a este proceso, optar por una dieta rica en antioxidantes como hortalizas y frutas crudas, cereales integrales, legumbres, frutas y frutos secos, plantas medicinales, germinados, sobre todo aquellos ricos en betacarotenos como la zanahoria, la remolacha, las plantas de hojas verdes, que contribuyen a activar la propia capacidad autoprotectora del organismo.
No olvide una crema humectante, preferiblemente fría, con principios reparadores, posteriormente al bronceado y consuma suficientes líquidos.